Descubren unas termas romanas junto a la basílica de Santa Eulalia de Mérida

Termas Merida

«Es un complejo de termas notable y no parece ser de un ámbito doméstico»

Ha indicado Ana Bejarano, directora de las excavaciones

Mérida acaba de desvelar otro gran tesoro de época romana. Las obras que el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida está realizando en la plaza de la basílica de Santa Eulalia, con motivo de las obras de renovación de este espacio icónico, han sacado a la luz restos de unas termas públicas.

 

Entre los vestigios encontrados figuran una piscina de la sala fría o frigidarium donde los clientes tomaban baños y otra más grande para practicar la natación llamada natatio con sus paredes de placas de mármol y suelo decorado con un mosaico geométrico, al igual que la bóveda que cubría la piscina. «Es un complejo termal notable y no parece ser de un ámbito doméstico», ha indicado Ana Bejarano, directora de las excavaciones.

 

Este sorprendente hallazgo se realizó en una zona más elevada de la plaza, en la entrada al convento de las Freylas de Santiago y según afirma Bejarano el edificio dejó de utilizarse «en torno al siglo IV». Sin embargo, su descubrimiento no estaba previsto.

 

 

Una casa roma del siglo I

Si bien se conocía la existencia de huellas romanas, lo que esperaban encontrar eran vestigios de las casas romanas de los siglos I al III d.C. que ocuparon el lugar así como de la posteriornecrópolis cristiana, tal y como recoge el Abc. Su expectativa se ha hecho realidad en las cercanías de la basílica de Santa Eulalia, donde los arqueólogos han desenterrado algunos muros de la primitiva casa romana del siglo I, que tuvo varias reformas hasta el siglo III d.C. cuyas dimensiones se prolongan fuera de la iglesia actual.

 

El equipo que capitanea Bejarano ha ido documentado los diferentes tramos: «Debía ser una vivienda grande, como las que se construían extrarradio en ese periodo, como la Casa del Anfiteatro o la del Mitreo», comenta la directora de las excavaciones todavía en marcha.

 

Esta zona se fue sacralizando a raíz del martirio de la pequeña Eulalia en el siglo IV durante la persecución que llevó a cabo Diocleciano. Algunas fuentes, como el Poema de las coronas del escritor hispanorromano Prudencio atestiguan que desde muy temprano se consideró a Eulalia, quien murió por su fe, protectora de la ciudad de Mérida.

 

En dicho poema, Prudencio habla sobre un túmulo en memoria de la pequeña mártir donde se le daba culto ya en el siglo IV y que podría coincidir con uno de los hallazgos realizados bajo la cabecera de la actual iglesia.

 

 

Sepulturas en sarcófagos de mármol que se asocian al uso de este espacio como lugar de enterramiento ligado al 'martyrium' de Santa Eulalia-Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida

 

Los expertos todavía desconocen si las casas romanas se habían abandonado por aquel entonces y dicho espacio se convirtió en una necrópolis pagana que pasó a ser cristiana una vez que se erigió en ella el monumento funerario en recuerdo de Santa Eulalia.

 

O si en cambio, se conservó el recuerdo de la santa en su casa familiar y por su fama se acabó levantando el túmulo citado por Prudencio y, dado el culto a santa Eulalia, posteriormente la primera basílica en el siglo V.

 

Este entorno se transformó en un cementerio cristiano, con ricos mausoleos y abundantes tumba. Así, los arqueólogos han descubierto varios enterramientos por inhumación vinculados a estos primeros compases del cristianismo en Mérida. Algunos fueron expoliados siglos después y los que aún conservan restos óseos no contienen ajuar.

 

 

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MERIDA

 

 

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