La idea de esta exposición es ofrecer a los peregrinos más información sobre la ciudad de Jerusalén en la época de Jesús y sus transformaciones a lo largo de la historia, con especial atención a la Basílica de la Resurrección.
La exposición está organizada en seis salas multimedia. Dos de ellas ilustran a los peregrinos los acontecimientos hasta la resurrección de Jesús y otros tres explican lo que sucedió después de la resurrección. En la última sala hay una reproducción del sepulcro de Jesús. Los visitantes tienen la oportunidad de escuchar la explicación en trece idiomas. En la primera sala hay una maqueta de Jerusalén, tal y como era en tiempos de Jesús. De esta forma también es posible conocer la posición de algunos lugares como el Templo, la sede de Poncio Pilatos, el Huerto de los Olivos y el Gólgota.
La segunda sala, gracias a la realidad virtual, lleva a los espectadores al Huerto de los Olivos, luego al lugar donde Pedro niega a Jesús y finalmente al Gólgota. Los visitantes pueden moverse y ver a su alrededor en 360 grados, experimentando una inmersión en estos lugares y experimentando la atmósfera de los acontecimientos.
En la tercera sala se proyecta una película sobre la historia de Jerusalén, mostrando los personajes y hechos más importantes que han influido en la vida cotidiana de la ciudad, desde la época del Imperio Romano hasta la actualidad, incluyendo la llegada de San Francisco. En la cuarta sala se ilustra la historia del Santo Sepulcro, a través de las distintas etapas de demolición y reconstrucción.
La quinta sala explica el "statu quo", que regula la propiedad, el uso de los espacios y los tiempos de oración de las comunidades cristianas en algunos Santos Lugares. En la sexta sala hay una reproducción del sepulcro en el que fue colocado Jesús. Además, el uso de efectos sonoros ayuda a vivir la experiencia de este lugar.
¡Es realmente genial, es muy hermoso y realista!" Esta exposición permite experimentar la atmósfera y "tocar" los lugares de la época en la que vivió Jesús, para ayudar a los visitantes a abrir su corazón al Dios de Jesucristo.
Debemos mirar al sepulcro vacío como las mujeres, como san Pedro y san Juan, para convertirnos en testigos de Jesucristo, el Señor resucitado, que es el Salvador del mundo entero.