Una calzada romana de 2.000 años de antigüedad, en un estado de conservación excepcional, ha salido a la luz junto a la carretera 375, cerca de Beit Shemesh y al oeste de Jerusalén, en Israel. La vía romana apareció el pasado mes de febrero durante unas excavaciones arqueológicas previas a la instalación de tuberías de agua hacia Jerusalén, según ha anunciado hoy la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA).
"La carretera que hemos descubierto, que hace 2.000 años seguía una ruta similar a la que sigue actualmente la 375, medía hasta seis metros de anchura, continuaba a lo largo de 1,5 kilómetros de distancia y al parecer conectaba un asentamiento romano que había en las proximidades de Beit Natif con la vía principal conocida como la Carretera del Emperador, que probablemente fue construida en la época en que el emperador Adriano visitó el país, alrededor del año 130 d.C. o poco después, durante la represión de la Rebelión de Bar Kojba, entre el 132 y el 135 d.C. La presencia de un hito con el nombre del emperador Adriano, descubierto en el pasado cerca de la carretera, refuerza esta hipótesis", dice Irina Zilberbod, la directora de las excavaciones, de la IAA.
Monedas halladas entre las piedras del pavimento: una moneda del año 67 d.C., el segundo año de la Gran Revuelta Judía; una moneda del período de los omeyas; una moneda de Poncio Pilato, prefecto de la provincia romana de Judea, fechada en el 29 d.C.; y una moneda de Agripa I del año 41 d.C., acuñada en Jerusalén.
Los arqueólogos han encontrado monedas entre las piedras del pavimento: una moneda del año 67 d.C., el segundo año de la Gran Revuelta Judía; una moneda del período de los omeyas; una moneda de Poncio Pilato, prefecto de la provincia romana de Judea, fechada en el 29 d.C.; y una moneda de Agripa I del año 41 d.C., acuñada en Jerusalén. Durante el Imperio romano, y como consecuencia de las guerras y otras campañas, se desarrolló la red viaria del país a un ritmo sin precedentes.