El sexto viaje apostólico internacional de Papa Francisco será a Turquía; se llevará a cabo entre el 28 y el 30 de noviembre, en ocasión de la fiesta de San Andrés.
ANDREA TORNIELLI
Francisco parte dentro de pocas horas para su sexto viaje internacional y visitará las ciudades de Ankara y Estambul. Es la cuarta vez que un Papa visita Turquía, después de los viajes de Pablo VI (1967), Juan Pablo II (1979) y Benedicto XVI (2006). Hace ocho años, cuando Papa Ratzinger llegó al país, todavía no se habían enfriado las polémicas por el discurso pronunciado en Regensburg: Benedicto dijo palabras de gran amistad hacia el islam, pero, sobre todo, hizo un gesto significativo (transmitido en mundovisión)al detenerse a rezar al lado del muftí dentro de la Mezquita Azul de Estambul.
Ahora, lo que caracteriza la visita papal es más bien la emergencia que representa el autoproclamado Califato, que persigue y mata tanto a musulmanes como a las personas que pertenecen a las minorías religiosas, sobre todo cristianos y yazidíes. Es un conflicto trágico, que surgió dentro de la guerra en Siria y en el que hanprevalecido fuerzas fundamentalistas y terroristas, mismas que hasta hace pocos meses recibían financiamiento de los que pretendían utilizarlas para hacer caer el régimen de Assad. Francisco llega, pues, a la frontera de esta guerra, a un país que podría desempeñar un papel mucho mayor y más activo para favorecer soluciones practicables.
La condena del uso instrumental de la religión, del abuso del nombre de Dios para justificar masacres por parte de los terroristas, serán centrales durante el primer día del viaje apostólico. Francisco ya dijo que existe el derecho de intervenir para detener al agresor injusto, pero también recordó que no se puede hacer sin el consenso de las instituciones internacionales. Turquía, que está afrontando la emergencia de los prófugos y desplazados (y por cuyas fronteras han atravesado muchos mercenarios que llegan de Europa a Siria para combatir al lado del Estado Islámico), escuchará una invitación para jugar un mayor papel, tomando en cuenta su vocación de «puente» entre dos continentes, entre el Occidente y el Oriente.
También caracterizarán la primera etapa de la visita, en la capital Ankara, los temas de política interna. El presidente Erdogan, que recibirá a Papa Francisco dentro del faraónico palacio recién construido, es el líder del Partido islámico conservador (que lleva en el poder 12 años). Turquía sigue dirigiendo su mirada hacia Europa y hacia la posible entrada a la Unión Europea, pero en los últimos años se han verificado algunas limitaciones a la libertad religiosa y a la libertad de expresión. La igualdad de derechos de todas las minorías religiosas, efectiva y no sobre el papel, son un objetivo fundamental.
La parte más importante del viaje apostólico, suverdadera motivación, es el abrazo ecuménico con Bartolomeo, que se verificará a pocos meses del abrazo en Jerusalén (en mayo de este año).El obispo de Roma, sucesor del apóstol Pedro, y el de Constantinopla, sucesor del apóstol Andrés, están cada vez más cerca. El Papa participará el sábado por la tarde en la oración ecuménica en la Iglesia de San Jorge al Phanar, sede del Patriarcado. Y volverá el domingo por la mañana, para asistir a la Divina liturgia en la fiesta de San Andrés. Pronunciará dos discursos y firmará, con Bartolomeo, una declaración conjunta.
Tanto en los encuentros como en los discursos, ambos líderes religiosos han demostrado una evidente tendencia hacia la unidad, entendida no como el fruto de estrategias humanas, sino como un don que debe ser reconocido. «La visita del Obispo de Roma al Patriarcado ecuménico y el nuevo encuentro entre el Patriarca Bartolomeo y mi persona -dijo Francisco el pasado 24 de octubre- serán signos del profundo vínculo que une las sedes de Roma y Constantinopla, y del deseo de superar, en el amor y en la verdad, los obstáculos que todavía nos separan». Cada paso hacia la unidad es un signo muy significativo, y no solo para las Iglesias cristianas, sino para todo el mundo y para la paz.