Según el informe de la Agencia “Open Doors” hoy día más 100 millones de cristianos en todo el mundo sufren persecución. Por desgracia, 1700 años después del primer “edicto” que reconocía, este derecho universal sigue siendo una asignatura pendiente. “El “Edicto de Milán” nunca existió, porque el edicto no fue promulgado en Milán, sino en Nicomedia. Y no lo promulgó Constantino, sino Licinio el emperador de Oriente”.
Pero el rigor histórico obliga a matizar porque según apuntan las fuentes de la época no existió el edicto como tal y no fue promulgado por el emperador Constantino.
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Después de que Constantino derrotara a Majencio en la batalla de puente Milvio en Roma en el año 312, se entrevistó con Licinio el emperador de Oriente para buscar una solución a la situación de los cristianos.
Era la primera vez en la historia que se reconocía oficialmente la libertad de culto. Pero no fue un acontecimiento aislado. Dos años antes, en el 311 el emperador Galerio ya había promulgado el decreto de indulgencia por el que cesaban las persecuciones contra los cristianos.
Según el informe de la Agencia “Open Doors” hoy día más 100 millones de cristianos en todo el mundo sufren persecución. Por desgracia, 1700 años después del primer “edicto” que reconocía, este derecho universal sigue siendo una asignatura pendiente.