Se teme por el destino de las más de 350 personas todavía en poder del Estado Islámico.
Hoy por la mañana, desde el retiro por los Ejercicios espirituales cuaresmales en Ariccia, Papa Francisco había rezado justamente por ellos y por la población civil. Pero el llamado Estado Islámico (EI) ya comenzó a ejecutar a los primeros cristianos que había secuestrado en Siria, en el gobernatorado de Hassake, en la frontera con Irak. El archimandrita Emanuel Youkhana, que el lunes pasado refirió el secuestro de los cristianos, envió una nota a Ayuda a la Iglesia Necesitada para comunicar la ejecución de 15 cristianos de entre los rehenes. «Muchos de ellos –afirmó Youkhana– estaban defendiendo sus aldeas y a sus familias».
En la localidad de Tel Hormidz, una mujer fue decapitada y dos hombres asesinados con armas de fuego. Por ahora no hay información sobre el destino de las otras doce víctimas. El archimandrita Youkhana, además, informó que el número de los secuestrados es de alrededor de 350 personas. Además de los cientos de personas mencionados el lunes pasado, «estamos hablando de otros 80 habitantes de la localidad de Tel Jazira, 21 de Tel Gouran, 5 de Tel Feytha y 3 de Qabir Shamiya. Casi todos se encuentran secuestrados en la localidad sunita de Um Al-Masamier».
Otras 51 familias, «con alrededor de 5 miembros cada una», según indicó Youkhana, fueron secuestradas en Tel Shamiram, pero no se sabe en dónde se encuentran con precisión: «No sabemos –continúa el archimandrita– en dónde los tienen. Es probable que hayan sido llevados a la región del Monte Abdul Aziz, bajo el control del Estado Islámico».
Una fuente no confirmada refiere que se está preparando, para el próximo viernes 27 de febrero, una ejecución en masa en la Mezquita de Bab Alfaraj, localidad sunita de la zona. En las 35 aldeas cristiano-asirias no quedó nadie: los que lograron escapar lo hicieron hacia la región de Hassake o hacia Qamishli: «Las familias desplazadas –refirió Youkhana– son 800 en Hassake y 175 en Qamishli».
Sin embargo, el arzobispo Jaques Behnan Hindo, ordinario de la Archieparquía siro-católica de Hassaké-Nisibi, dijo a la agencia Fides que no se pueden confirmar «rumores no verificados que hablan de homicidios sumarios y de violaciones cometidas por los yihadistas en contra de las poblaciones cristianas agredidas» en Siria.