Pocos saben que bajo el mismo Vaticano hay esto. Es la antigua necrópolis de Via Triumphalis, un cementerio romano que estaba cerca del circo de Nerón, donde la tradición indica que murió San Pedro.
A partir de enero de 2014 se abrirá al público. Es tan excepcional el lugar que los expertos no dudan en calificarla como una verdadera "Pompeya romana”.
"La importancia está en el hecho de que se trata de una necrópolis sellada por deslizamientos de tierra. Por eso, todo lo que hemos encontrado es exactamente igual a cómo lo dejaron hace 2000 años”.
Dice que es un 'taller vivo'. Hasta ahora se han descubierto casi 700 restos humanos enterrados e incinerados. Sin embargo, la novedad de esta necrópolis no es el cómo sino el quién.
"Es un caso único porque son tumbas pobres con materiales ricos. Además, la posibilidad de hacer estos rituales funerarios para los muertos para dejar la memoria de los difuntos bien conservada, no es común”.
Un claro ejemplo es la 'Tumba de Alcimus'. Fue el escenógrafo del emperador Nerón y por eso está retratado con sus instrumentos de trabajo: un compás, una escuadra y un nivel. También aparecen los llamados 'lucernae', esclavos que acompañaban a sus amos de noche con una linterna para evitar que se perdieran. Así, cada una de estas tumbas habla por sí sola.
"Cuando la arqueología analiza sus restos, los difuntos hablan. También hablan los que quisieron dejar un recuerdo de sus muertos. Es un lugar donde los vivos nos hablan de la muerte”.
Las nuevas tecnologías también tienen su espacio gracias a pantallas interactivas que permiten ver el aspecto original en 3D de la ladera Vaticana ahora y hace 2.000 años.
La 'Necrópolis de Via Triumphalis' no es un lugar silencioso. Sus tumbas, estucos y frescos nos hablan de personas vivas. De sus gustos, sus costumbres, y por qué no, sus sueños.
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