Son considerados santos por la Iglesia católica y su fiesta se celebra el 25 de octubre. Son los patronos de los zapateros y peleteros.
Son dos mártires romanos venerados por franceses e ingleses, y a los que los zapateros los tienen como patronos, pues aprendieron el oficio de zapateros para extender su fe en el desempeño de este humilde oficio, sin despertar sospechas.
Se supone que emigraron a Inglaterra, y se establecieron en Faversham, Kent, donde, hasta 1670, se seguía mostrando la tienda donde habían ejercido su oficio. Shakespeare los nombra seis veces en Enrique V y los vuelve a alabar en Julio César por haber sabido curar tanto las almas como calzar los pies de sus clientes.