Hacemos memoria en este día de Santa Regina. Vive en el siglo III y su nombre alude a este mismo término latino cuyo significado es Reina. Hija de padre romano y madre gala, a los quince años se convierte y, desde ese momento, hace voto de consagración especial a Cristo. Muchos reparan en la joven, entre ellos, el prefecto romano, ante quien Regina descubre su Fe.
Desde ese momento ha firmado su sentencia de muerte ya que esto le acarrea ser apresada y encarcelada, creyendo el prefecto que, a la vuelta de sus empresas por el imperio, Regina habrá mudado de pensamiento. Sin embargo, ella se reafirma más en su condición de cristiana, mostrándose valiente ante lo que esto pueda suponerle.
Será entonces cuando le instan a ofrecer sacrificios a los ídolos. Era como una oportunidad que el magnánimo Imperio daba a sus prisioneros en un gesto de ficticia compasión. La joven, que ya había tenido una visión del Cielo que le confortaba, rechaza esas tentaciones por lo que sufre muchos tormentos, hasta que, por fin, muere degollada.
Su manera de enfrentarse al martirio, arrastra a muchos que lo presencian, a la conversión y al cambio de vida. Así se pone de manifiesto, una vez más, de lo que es capaz un alma por amor al Reino de Dios, reinando para siempre con Él.