Poco después su padre la propuso el matrimonio, y entonces ella huyó de la casa paterna para refugiarse en un valle solitario, que, según las actas, se llamaba Aufragia. Al verse burlado, el padre la mandó buscar, y habiéndola encontrado, hizo que le cortaran la cabeza.
Su culto se extendió por toda España y la parte meridional de Francia. Se la invoca, sobre todo, contra la rabia, y en algunas partes se da a los perros rabiosos pan empapado en el aceite de la lámpara que arde delante de su imagen.