Para asegurar el orden doctrinal –la amenaza gnóstica, por ejemplo–, no tuvo más remedio que encararse a personajes como Valentín y Cerdón, quien negaba la validez del Antiguo Testamento y parte del Evangelio de san Lucas.
En el ámbito eclesiástico, instituyó las Órdenes menores (ostiario, lector, exorcista, acólito) y ordenó quince presbíteros, cinco diáconos y siete obispos, determinando una jerarquía católica que aún existe: era una época de expansión de las comunidades cristianas y también de persecuciones.
Asimismo, a san Higinio se le debe la presencia de un padrino o madrina en el bautizo para que guíen al agraciado en su itinerario cristiano así como la dedicación de las Iglesias.
Las autoridades antiguas no contienen información sobre si murió como un mártir. Al morir fue enterrado en la Colina del Vaticano, cerca de la tumba de San Pedro. Su fiesta se celebra el 11 de enero.
Historia del Papado en la Iglesia primitiva – Los papas del Siglo II