En los comienzos de su pontificado llegaron a Roma noticias del sínodo que se había celebrado en Antioquía y que había depuesto al obispo antioquiano Pablo de Samosata por enseñar una doctrina contraria a las enseñanzas de la Iglesia sobre la Trinidad. La cuestión había tomado un cariz político por el apoyo a Pablo de Samosata del emperador Aureliano, a pesar de lo cual Félix emitió un decreto indicando que nadie podía ser obispo si no estaba en comunión con la sede de Roma con lo que ratificó la deposición aprobada en el concilio de Antioquía del obispo de la ciudad, afirmando la «divinidad y humanidad de Jesucristo» y las «dos naturalezas distintas en una sola persona».
Ordenó enterrar a los mártires bajo los altares de los templos y celebrar la misa sobre sus sepulcros, celebración que sólo podrían realizar los sacerdotes y en el propio templo salvo por causa mayor, para impedir la celebración de misas privadas. Hacia el final de su pontificado, Aureliano retomó la política de persecuciones; sin embargo, dichas persecuciones tuvieron duración breve puesto que fueron suspendidas tras la muerte del emperador en el año 275.
Félix I murió el 30 de diciembre de 274
Historia del papado en la iglesia primitiva – Los papas del Siglo III (del año 260 al 314)
Fuente : wikipedia