El dilema que se le planteaba era el siguiente: ¿se puede ser creyente y soldado a la vez?
El hecho de ser militar no implicaba que no se pudiese practicar y vivir la fe en Cristo.
En el caso de Fabio, soldado cristiano en Mauritania, Africa, diríamos que es único. En una reunión militar hubo un desfile de las legiones que eran elegidas entre los soldados más valientes.
Fabio, como cristiano, rechazó aquellos honores e insignias. ¿Por qué rechazó las insignias?
Porque llevaban las efigies de los emperadores Diocleciano y Maximiliano.
Eran imágenes que intentaban divinizar a estos dos jefes supremos del imperio.
Una vez que se dieron cuenta de que no tomaba parte en la parada militar, lo llevaron a la cárcel. La policía militar lo sometió a un juicio severo. Los tribunales ordenaron que se le diese muerte por desacato a la autoridad. Murió en Cesarea de Mauritania.
Autor: P. Felipe Santos