CIUDAD DEL VATICANO,-
En la Audiencia General celebrada el miércoles, 1 agosto 2007, en Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI retomó su reflexión en torno a uno de los Padres de la Iglesia, San Basilio, Obispo en el siglo IV de lo que es ahora Turquía, quien destaca la importancia de tomar de la cultura elementos en donde se atisbe la verdad de las cosas, y la necesidad que tienen los jóvenes de vivir la virtud, centrados en Cristo.
“Basilio se interesónaturalmente también en aquella porción elegida del Pueblo de Dios que son lo jóvenes, el futuro de la sociedad. A ellos les dirigió un discurso sobre el modo de sacar algún provecho de la cultura pagana de ese tiempo. Con mucho equilibrio y apertura, él reconoce que en la literatura clásica, griega y latina, se encuentran ejemplos de virtud”, explicó el Santo Padre.
El Pontífice indicó que para San Basilio, “estos ejemplos de vida recta puede ser útiles para los jóvenes cristianos en búsqueda de la verdad, del recto modo de vivir (cfr Ad Adolescentes 3). Por lo tanto, hace falta tomar los textos de los autores clásicos en cuanto sean convenientes y conformes a la verdad. Así con una lectura crítica y abierta –se trata de hecho de un verdadero y propio ‘discernimiento’– los jóvenes crecen en la libertad”.
“Basilio, sobre todo, recomienda a los jóvenes crecer en la virtud, en el recto modo de vivir: ‘Mientras los otros bienes... pasan de esto a aquello como en el juego de los dados, la virtud es un bien inalienable y permanece durante la vida y después de la muerte’ (Ad Adolescentes 5)”, dijo el Papa.
Benedicto XVI también resaltó que San Basilio “nos revela que el Espíritu anima a la Iglesia, la llena de sus dones, la hace santa. La luz espléndida del misterio divino recae sobre el hombre, imagen de Dios, y ensalza su dignidad. Mirando a Cristo, se comprende plenamente la dignidad del hombre. Basilio exclama ‘¡(hombre) date cuenta de tu grandeza considerando el precio pagado por ti: el precio de tu rescate, y comprende tu dignidad!"
“En particular, el cristiano, viviendo en conformidad con el Evangelio, reconoce que los hombres son todos hermanos entre sí, que la vida es una administración de los bienes recibidos por Dios, por los que cada uno es responsable frente a los otros, y que el rico debe ser como un ‘ejecutor de las órdenes de Dios benefactor’”, prosiguió el Papa.
Benedicto XVI aseguró que San Basilio, en sus homilías, “ha usado también palabras valientes, fuerte, sobre este punto. Quien, de acuerdo al mandamiento de Dios, quiere amar al prójimo como a si mismo, ‘no debe poseer nada de más de lo que el prójimo posee’. En tiempo de carestía y calamidad, con palabras apasionadas el santo obispo exhortaba a los fieles a ‘no mostrarse más crueles que las bestias... apropiándose de lo que es común y poseyendo en solitario lo que es de todos’”.
“El pensamiento profundo de Basilio aparece bien en esta sugestiva frase ‘Todos los necesitados miran nuestras manos, como nosotros mismos miramos las de Dios cuando pasamos necesidad’”, prosiguió el Papa.
Tras explicar que Basilio es además uno de los Padres de la Doctrina Social de la Iglesia, el Santo Padre recordó que este Padre de la Iglesia resalta que “para mantener vivo en nosotros el amor a Dios y los hombres es necesaria la Eucaristía, alimento adecuado para los bautizados, capaz de alimentar las nuevas energías derivadas del Bautismo. Es motivo de inmensa alegría poder participar en la Eucaristía, instituida ‘para custodiar incesantemente el recuerdo de quien ha muerto y resucitado por nosotros’”.
“La Eucaristía, inmenso don de Dios, tutela en cada uno de nosotros el recuerdo del sello bautismal, y permite vivir en plenitud y fidelidad la gracia del Bautismo. Por esto el santo obispo recomienda la comunión frecuente, incluso cotidiana: ‘comunicar también cada día recibiendo el santo cuerpo y sangre de Cristo es cosa buena y útil; porque Él mismo dice claramente que ‘quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna’ (Jn 6,54). ¿Quién entonces dudará de comunicarse continuamente a la vida para vivir en plenitud?’”, prosiguió el Pontífice.
“Me parece que se puede decir que este Padre de un tiempo lejano nos habla ahora de cosas importantes. Especialmente, esta participación atenta, crítica y creativa en la cultura de hoy. Este es un tiempo en el que, en un mundo globalizado, también los pueblos geográficamente distantes son nuestro prójimo realmente. Entonces, en la amistad con Cristo, el Dios hecho humano; en el conocimiento y reconocimiento de Dios Creador, Padre de todos nosotros, se podrá construir un mundo justo y fraterno”, concluyó Benedicto XVI.
La Audiencia culminó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica impartida por el Santo Padre y los obispos presentes.