Estuvo al principio afiliado al partido de los arrianos, pero en el Concilio de Sárdica (347) se puso de parte de la ortodoxia, y contribuyó a desenmascarar las intrigas de sus antiguos correligionarios. Constancio le desterró a los arenales de Libia, de donde salió al advenimiento de Juliano el apóstata.
En 362 aparece en el Concilio de Alejandría al lado de San Atanasio, que hace su elogio en varios de sus escritos. Murió algún tiempo después.