Sacramento de la Confirmación - Origen, significado y efectos

Confirmación

¿Qué es el Sacramento de la Confirmación? ¿Qué significa y por qué la hacemos?

La Confirmación es uno de los sacramentos de la Iglesia ¿Cuándo estamos preparados para recibirlo?,¿Cuál es el significado del sacramento de la confirmación y qué efectos tiene en el alma cristiana?

 

La confirmación une más íntimamente a la Iglesia y enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo, y con ello quienes la reciben quedan obligados a difundir y defender la fe a través de la palabra y las obras, como verdaderos testigos de Cristo.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1285

¿Por qué recibimos la confirmación?

El Sacramento de la Confirmación católica, junto con el sacramento del bautismo y el sacramento eucarístico forman el conjunto de “los sacramentos de la iniciación cristiana”. Estos son sacramentos cristianos cuya recepción es necesaria para la plenitud de la gracia que recibimos en el Bautismo y están destinados a todos los cristianos, no solo a algunos escogidos.

Se confiere cuando el candidato ha llegado al uso de razón, no existe una edad obligatoria, pero debe tenerse en cuenta su carácter de iniciación. Para recibir la confirmación, se requiere la previa instrucción, una verdadera intención y el estado de gracia.

El término Confirmación indica que este sacramento ratifica la gracia bautismal, nos une más firmemente a Cristo: afianza nuestra relación con la Iglesia y nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo.

 

 

La fuerza del Espíritu Santo

La Confirmación, como el Bautismo, imprime en el alma del cristiano un signo espiritual o carácter indeleble; por eso este sacramento sólo se puede recibir una vez en la vida.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1302-1305

confirmacion

 

Como todo sacramento, la Confirmación es obra de Dios, que se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo, de hacernos capaces de amar como él, infundiéndonos a el Espíritu Santo.

Este Espíritu actúa con su fuerza en nosotros, en toda la persona durante toda la vida. Cuando lo acogemos en nuestro corazón, Cristo mismo se hace presente y toma forma en nuestra vida.

 

¿Cuáles son los efectos del sacramento de la Confirmación?

El efecto del sacramento de la Confirmación es la efusión especial del Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los Apóstoles el día de Pentecostés. El Papa Francisco nos dice que es el Espíritu quien nos mueve a salir de nuestro egoísmo y a ser un don para los demás.

Por este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal:

1. Nos introduce más profundamente en la filiación divina.

Concede una fuerza especial del Espíritu Santo, en nuestra vida, para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz.

2. Aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo.

Nos une más firmemente a Cristo porque nos concede la fuerza especial de los dones del Espíritu Santo.

3. Hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia.

Nos une con mayor fuerza a los miembros del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia. Pensando en la Iglesia como un organismo vivo, compuesto de personas que caminan formando una comunidad junto al obispo, que es el ministro originario de la confirmación y quien nos vincula con la Iglesia.

 

¿Quién puede recibir el sacramento de la confirmación?

«La confirmación se recibe una sola vez, pero su fuerza espiritual se mantiene en el tiempo y anima a crecer espiritualmente con los demás.»
Papa Francisco

Todo bautizado, aún no confirmado, puede y debe recibir el sacramento de la Confirmación.

Los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía forman una unidad, por ello «los fieles tienen la obligación de recibir este sacramento en tiempo oportuno» porque sin la Confirmación y la Eucaristía, el sacramento del Bautismo es ciertamente válido y eficaz, pero la iniciación cristiana queda incompleta.

En otras culturas este sacramento es administrado inmediatamente después del Bautismo y es seguido de la participación en la Eucaristía, tradición que pone de relieve la unidad de los tres sacramentos de la iniciación cristiana.

En la Iglesia latina se administra este sacramento cuando se ha alcanzado «la edad del uso de razón». Sin embargo, en peligro de muerte, se debe confirmar a los niños incluso si no han alcanzado todavía la edad del uso de razón.

Existe una preparación al sacramento que ayuda a sentirse parte de la Iglesia de Jesucristo. Cada parroquia tiene la responsabilidad de la preparación de los confirmandos.

Para recibir la Confirmación es preciso hallarse en estado de gracia. Conviene recurrir al confesarse y realizar un buen examen de conciencia antes del sacramento. Para, de esta forma, ser purificado en atención al don del Espíritu Santo.

Hay que prepararse con una oración al Espíritu Santo más intensa para recibir con docilidad y disponibilidad su fuerza y sus gracias. Para la Confirmación, como para el Bautismo, es conveniente que los candidatos busquen la ayuda espiritual de un padrino o de una madrina.

 

Es necesario recibir al Espíritu Santo en recogimiento y oración.
Papa Francisco

 

 

Liturgia del sacramento

El rito de la confirmación tiene varios gestos litúrgicos que expresan la profundidad de este sacramento de la iniciación cristiana. Antes de recibir la unción que confirma y refuerza la gracia del bautismo, los candidatos son llamados a renovar las promesas bautismales y hacer profesión de fe.

Después de un silencio orante, el Obispo extiende las manos sobre los confirmados e invoca la efusión del Espíritu sobre ellos. El Espíritu enriquece con sus dones a los miembros de la Iglesia, construyendo así la unidad en la diversidad.

 

- Consagración del santo crisma

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Es un momento importante que precede a la celebración de la Confirmación, pero que, en cierta manera forma parte de ella, es la consagración del santo crisma.

Es el obispo quien, el Miércoles de ceniza, en el transcurso de la misa crismal, consagra el santo crisma para toda su diócesis.

El santo crisma esta compuesto de aceite de oliva y bálsamo y la unción del confirmando con él es signo de su consagración.

- Renovación de las promesas del bautismo

Con la renovación de las promesas del Bautismo y la profesión de fe de los confirmandos, comienza la liturgia del sacramento de la confirmación.

El obispo extiende las manos sobre todos los confirmandos, gesto que, desde el tiempo de los Apóstoles, es el signo del don del Espíritu. Y el obispo invoca así la efusión del Espíritu:

«Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que regeneraste, por el agua y el Espíritu Santo, a estos siervos tuyos y los libraste del pecado: escucha nuestra oración y envía sobre ellos el Espíritu Santo Paráclito; llénalos de espíritu de sabiduría y de inteligencia, de espíritu de consejo y de fortaleza, de espíritu de ciencia y de piedad; y cólmalos del espíritu de tu santo temor. Por Jesucristo nuestro Señor.» Ritual de la Confirmación, 25.

- La Unción con el aceite

Por medio de la unción con el aceite en la frente, el confirmando recibe «la marca», el sello del Espíritu Santo. La unción del santo crisma después del Bautismo, en la Confirmación y en la Ordenación, es el signo de una consagración. Una Señal visible del don invisible que estamos recibiendo.

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Los que son ungidos, participan más plenamente en la misión de Jesucristo y en la plenitud del Espíritu Santo que éste posee, a fin de que toda su vida desprenda a Cristo.

La unción del aceite perfumado o crisma, que indica cómo el Espíritu entra hasta lo más profundo de nosotros, embelleciéndonos con tantos carismas.

De este modo, el sacramento se confiere con la unción del santo crisma en la frente y pronunciando estas palabras: «Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo».

Un carácter indeleble que nos configura más plenamente con Jesús y nos da la gracia para difundir por el mundo el buen olor de Cristo.

«Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo» Pablo VI, Const. ap. Divinae consortium naturae.

- Beso de la Paz

Con el que concluye el rito del sacramento de la confirmación significa y manifiesta la comunión eclesial con el obispo y con todos los fieles.

Esta incorporación a la comunidad eclesial se manifiesta en el signo de la paz con el que se concluye el rito de la confirmación. El obispo dice a cada confirmado: «la paz esté contigo».

Estas palabras nos recuerdan el saludo de Jesús a sus discípulos en la noche de Pascua y expresan la unión con el Pastor de esa iglesia particular y con todos los fieles. Momento que recordamos durante la Cuaresma.

Apóstol es el cristiano que se siente injertado en Cristo, identificado con Cristo, por el Bautismo; habilitado para luchar por Cristo, por la Confirmación; llamado a servir a Dios con su acción en el mundo, por el sacerdocio común de los fieles, que confiere una cierta participación en el sacerdocio de Cristo, que —siendo esencialmente distinta de aquella que constituye el sacerdocio ministerial— capacita para tomar parte en el culto de la Iglesia, y para ayudar a los hombres en su camino hacia Dios, con el testimonio de la palabra y del ejemplo, con la oración y con la expiación.
San Josemaria Escriva, Es Cristo que pasa, 120

Significado del sacramento de la confirmación católica

Así pues, la confirmación posee una unidad intrínseca con el bautismo, aunque no se exprese necesariamente en el mismo rito.  Con ella el patrimonio bautismal del candidato se completa con los dones sobrenaturales característicos de la madurez cristiana.

La confirmación en la Sagrada Escritura

En el Antiguo Testamento, los profetas anunciaron que el Espíritu del Señor reposaría sobre el Mesías esperado.

«El espíritu del Señor Yahvéh está sobre mí, por cuanto me ha ungido Yahvéh. A anunciar la buena nueva a los pobres me ha enviado.» Isaías 61 1-2

Luego Dios dice a todo el pueblo, «infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos.» Ezequiel 36,27

El el Bautismo de Jesús fue el signo de que Él era el que debía venir, el Mesías, el Hijo de Dios. Habiendo sido concebido por obra del Espíritu Santo, toda su vida y toda su misión se realizan en una comunión total con el Espíritu Santo que el Padre le da «sin medida».

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En varios momentos del nuevo testamento, Jesús prometió esta unión con el Espíritu. Lo hizo primero el día de Pascua y luego el día de Pentecostés.

Llenos del Espíritu Santo, los Apóstoles comienzan a proclamar las maravillas de Dios y Pedro declara que esta efusión del Espíritu es el signo de los tiempos mesiánicos.

Los Hechos de los apóstoles cuentan que los que creyeron en la predicación apostólica y se hicieron bautizar, recibieron a su vez el don del Espíritu Santo mediante la imposición de las manos y la oración.

Es ésta imposición de las manos la que ha sido con toda razón considerada por la tradición católica como el primitivo origen del sacramento de la Confirmación, el cual perpetúa en la Iglesia, la gracia de Pentecostés.

 

La confirmación en la historia de la Iglesia

En la Iglesia antigua, el rito se administraba de forma sacramental e inmediata después del bautismo y esta sigue siendo la costumbre en la Iglesia ortodoxa. En la Iglesia católica a partir de 1600 hasta el siglo XX, a partir del Concilio Vaticano II se delega más allá, hasta la primera adolescencia.

confirmacionEn efecto, por razones de índole pastoral y como forma de preparar mejor a los confirmandos en el umbral de la adolescencia, la Iglesia católica suele retrasar la administración de la confirmación a un momento tal que puede ser precedido por la primera eucaristía.

En la Iglesia católica, la confirmación se efectúa mediante la imposición de manos sobre todos los confirmandos, y la unción con óleos sagrados (crismación).

En latín se denominó consignatio al signo de la cruz realizado por el obispo sobre la frente del confirmando. Hasta el siglo V, la consignatio era distinta de la crismación (unción con el óleo sagrado), luego se unificó en un rito único.

En los inicios de la Iglesia católica, cuando se daban largos períodos de catecumenado (periodo de prueba o de instrucción ofrecido a los candidatos del bautismo) los tres sacramentos de la iniciación cristiana eran recibidos conjuntamente.

Hay testimonios escritos desde Hipólito y su narración de la liturgia hacia el 215 (en su tratado sobre la Tradición apostólica) para la distinción de dos unciones, una dependiente del bautismo y otra posterior tras la bendición y dentro de la Iglesia. Era conferida por el obispo.

«La Confirmacion, afianza nuestra relación con la Iglesia y nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo.»
Papa Francisco

 

 

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