Pablo VI lo proclamó patrono de Europa por el extraordinario influjo que ejerció personalmente y a través de sus monjes en establecer las raíces cristianas de este continente.
"San Benito de Nursia, padre del monacato occidental, ejerció un influjo fundamental en el desarrollo de la civilización y cultura europea".
La fuente más importante para conocer su biografía es el segundo libro de los Diálogos, escrito por San Gregorio Magno, y en el que se presenta a San Benito como astro luminoso frente a la crisis de valores e instituciones que se vivía en su tiempo. San Benito nació en torno al año cuatrocientos ochenta en una familia acomodada".
Estudió en Roma y, queriendo solamente agradar a Dios, marchó a Effide, en donde se asoció a una comunidad de monjes. Vivió luego durante tres años como eremita en Subiaco y de allí se estableció en Montecasino.
Antes de morir, en marzo del año quinientos cuarenta y siete, escribió una Regla para la familia monástica que fundó, en la que se contienen indicaciones útiles no sólo para sus monjes, sino para todos los que buscan una guía en su camino hacia Dios. En mil novecientos sesenta y cuatro, Pablo VI proclamó a san Benito Patrón de Europa".