Se trata de una resina aromática que exuda la Commiphora myrrha, un árbol que de forma natural crece al noreste de África, en Arabia y Turquía. De sabor muy amargo, la mirra fue un bien muy preciado en la antigüedad, ya que se empleaba para elaborar perfumes y ungüentos.
Esta sustancia también tiene numerosas propiedades medicinales y se usaba para tratar la ronquera, la disentería y como antiparasitaria. Además, Dioscórides también menciona en su tratado "De Materia Médica" las propiedades abortivas de la mirra. De forma frecuente esta resina era utilizada también como ungüento para embalsamar a los muertos.
Aunque no se sabe con exactitud el significado de este regalo, algunas hipótesis apuntan a que su sabor anunciaba proféticamente momentos muy amargos en la vida del Mesías.
La mirra -sustancia aromática también gomosa resultado de recoger la resina del árbol de la mirra-, tiene dos posibles interpretaciones como regalo a Jesús:
1. Se utilizaba como anestésico -normalmente mezclada con vino- y se puede interpretar como que el Señor venía a "quitar el dolor al mundo".
2. Pero también la mirra se empleaba para embalsamar a los muertos, por lo que podría representar "un anuncio de su pasión y una alegoría de que Jesús como hombre está sujeto a la muerte".