24 de julio de 2015. (Romereports.com)
Cuando se habla de los musulmanes y del ramadán el ayuno es lo primero que viene a la mente. Pero no todo el mundo conoce el verdadero sentido de ese ayuno.
Mustafa Cenap Aydin, Director del Instituto Tevere de Roma, asegura que “durante el día no se come, no se bebe y se vive con más tranquilidad para ser más espiritual”.
Más que abstenerse de comer, asegura que esos 30 días son un ejercicio espiritual para aumentar la oración, el control personal, el sacrificio y la sensibilidad por los desfavorecidos.
“Los donativos se multiplican durante el ramadán porque los musulmanes sienten más profundamente las necesidades de los que no tienen”.
El mes del ramadán conmemora cuando los primeros versos del Corán fueron revelados en el año 610 después de Cristo. Cada año comienza en un día diferente porque depende del calendario lunar. Por eso este año el ramadán inicia el 20 de julio.
Aydin asegura que a menudo se malinterpreta el concepto del ayuno. Durante el ramadán los musulmanes sólo comen a partir de la puesta de sol. Entonces se reúnen con su familia, amigos e incluso con desconocidos para compartir la cena.
“Antes de que salga el sol se puede hacer un desayuno ligero para preparase para el día. Pero cuando haya amanecido ya no se puede comer, beber o fumar”.
Como el ramadán es un mes dedicado a lo espiritual, la oración es una parte importante. Entre otras costumbres se reza una especie de “rosario musulmán” en el que se recitan 100 modos distintos de referirse a Alá, como Dios.
Es una manera de abstenerse de no sólo el alimento, sino también de los malos hábitos, pero por encima de todo, Aydin, dice, es una manera de reforzar la conexión de los musulmanes con el Islam y el papel que desempeña en su vida cotidiana.
Por su parte, el Vaticano a través del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso suele enviar un mensaje especial a los musulmanes al final del mes.
