«La verdadera riqueza es el amor de Dios compartido con los hermanos» expresó explicando que el evangelio de este domingo «advierte propiamente sobre el absurdo de basar la propia felicidad sobre el tener»
La Santa Sede ha hecho público el mensaje del Papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones. Un mensaje en el que muestra que llevar la verdad del Evangelio no es violentar la libertad y recuerda, una vez más, que la Iglesia “no es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo”.
El mensaje comienza con el argumento de que “la fe es un don precioso de Dios, que abre nuestra mente para que lo podamos conocer y amar” y a partir de ahí, el Papa Francisco explica que “es un don que no se reserva sólo a unos pocos, sino que se ofrece a todos generosamente”
“Todo el mundo debería poder experimentar la alegría de seramados por Dios, el gozo de la salvación”, explica el Obispo de Roma, calificando de “cristianos aislados, estériles y enfermos” a los que quieren guardarse el mensaje evangélico “para nosotros mismos”.
El Papa Francisco vuelve a utilizar el término de salir a la periferia, “especialmente a aquellas que aún no han tenido la oportunidad de conocer a Cristo” y destaca que “la fuerza de nuestra fe, a nivel personal y comunitario, también se mide por la capacidad de comunicarla a los demás, de difundirla, de vivirla en la caridad, de dar testimonio a las personas que encontramos y que comparten con nosotros el camino de la vida”.
El segundo de los argumentos utilizados es el del Año de la Fe y recuerda lo expresado ya por el Concilio Vaticano II: “destacó de manera especial cómo la tarea misionera, la tarea de ampliar los confines de la fe es un compromiso de todo bautizado y de todas las comunidades cristianas”.
En este momento, el obispo de Roma invita a los obispos, sacerdotes y a cada persona y grupo responsable en la Iglesia a “dar relieve a la dimensión misionera en los programas pastorales y formativos, sintiendo que el propio compromiso apostólico no está completo si no contiene el propósito de "dar testimonio de Cristo ante las naciones", ante todos los pueblos”
El tercer argumento del Papa Francisco en este mensaje misionero es el de los obstáculos para evangelizar que no sólo se encuentran fuera, sino también dentro de la comunidad eclesial: “A veces el fervor, la alegría, el coraje, la esperanza en anunciar a todos el mensaje de Cristo y ayudar a la gente de nuestro tiempo a encontrarlo son débiles; en ocasiones, todavía se piensa que llevar la verdad del Evangelio es violentar la libertad”
“Siempre debemos tener el valor y la alegría de proponer, con respeto, el encuentro con Cristo, de hacernos heraldos de su Evangelio”, añade el obispo de Roma, “Jesús ha venido entre nosotros para mostrarnos el camino de la salvación, y nos ha confiado la misión de darlo a conocer a todos, hasta los confines de la tierra.”
Pero esta evangelización debe realizarse desde el interior de la Iglesia, recuerda el Papa Francisco: “es importante no olvidar un principio fundamental de todo evangelizador: no se puede anunciar a Cristo sin la Iglesia”.
Finaliza su documento, con la experiencia de la movilidad generalizada y la facilidad de la comunicación hoy en día.: “A veces es difícil, incluso para las comunidades parroquiales, conocer de forma segura y profunda a quienes están de paso o a quienes viven de forma permanente en el territorio” y reconoce que “en áreas cada vez más grandes de las regiones tradicionalmente cristianas crece el número de los que son ajenos a la fe, indiferentes a la dimensión religiosa o animados por otras creencias”
“No es raro que algunos bautizados escojan estilos de vida que les alejan de la fe, convirtiéndolos en necesitados de una "nueva evangelización", continúa el Papa Francisco, mostrando que “vivimos en una época de crisis que afecta a muchas áreas de la vida, no sólo la economía, las finanzas, la seguridad alimentaria, el medio ambiente, sino también la del sentido profundo de la vida y los valores fundamentales que la animan”.
No obstante y ante estas “nubes amenzantes”, el Papa Francisco muestra que es aún más urgente el llevar con valentía a todas las realidades: “el Evangelio de Cristo, que es anuncio de esperanza, reconciliación, comunión; anuncio de la cercanía de Dios, de su misericordia, de su salvación; anuncio de que el poder del amor de Dios es capaz de vencer las tinieblas del mal y conducir hacia el camino del bien”.
“La naturaleza misionera de la Iglesia no es proselitista, sino testimonio de vida que ilumina el camino, que trae esperanza y amor”, concluye el Papa Francisco repitiendo una idea expresada en más de una ocasión:” La Iglesia –lo repito una vez más– no es una organización asistencial, una empresa, una ONG, sino que es una comunidad de personas, animadas por la acción del Espíritu Santo, que han vivido y viven la maravilla del encuentro con Jesucristo y desean compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir el mensaje de salvación que el Señor nos ha dado. Es el Espíritu Santo quién guía a la Iglesia en este camino”.
Por último, el Papa Francisco tiene un cariñoso recuerdo para “los cristianos que, en diversas partes del mundo, se encuentran en dificultades para profesar abiertamente su fe y ver reconocido el derecho a vivirla con dignidad”.” Ellos son nuestros hermanos y hermanas, testigos valientes –aún más numerosos que los mártires de los primeros siglos– que soportan con perseverancia apostólica las diversas formas de persecución actuales”, afirma el Santo Padre.