En la homilía de Santa Marta, concelebrada con el nuevo patriarca de Cilicia de los Armenios, Francisco volvió a hablar sobre la masacre de este pueblo, perpetrada hace un siglo.
Muchos cristianos siguen siendo perseguidos en el silencio cómplice de muchas potencias. Francisco volvió a hablar sobre las persecuciones de los cristianos durante la homilía de la misa en la Capilla de la Casa Santa Marta, que concelebró con el nuevo Patriarca de Cilicia de los Armenios, Gregorio Pedro XX Ghabroyan, a quien el Papa había concedido la comunión eclesiástica en julio de este año y que hoy cumplió con él el rito del intercambio de las Especies sagradas. La Rado Vaticana publicó un resumen de la homilía.
Basándose sobre el Evangelio del día, Papa Francisco reflexionó sobre las persecuciones que sufren los cristianos hoy «quizás más que en los primeros tiempos». Son «perseguidos, asesinados, expulsados, despojados, sólo por ser cristianos»: «Queridos hermanos y hermanas, ¡no hay cristianismo sin persecución! Recuerden la última de las Bienaventuranzas: cuando los llevarán a las sinagogas, los perseguirán, los insultarán: éste es el destino del cristiano. Y hoy, ante este hecho que sucede en el mundo, con el silencio cómplice de tantas potencias que podían detenerlo, estamos ante este destino cristiano. Ir por el mismo camino de Jesús».
El Papa recordó «una de las tantas persecuciones, la del pueblo armenio»: «La primera nación que se convirtió al cristianismo: la primera. Perseguida solamente por el hecho de ser cristianos. Nosotros hoy, en los periódicos, sentimos horror por lo que han hecho algunos grupos terroristas, que degüellan a la gente sólo por ser cristianos… Pensemos en estos mártires egipcios, últimamente, en las costas líbicas, que fueron degollados mientras pronunciaban el nombre de Jesús».
«El pueblo armenio – prosiguió el Pontífice – ha sido perseguido, expulsado de su patria, sin ayuda, en el desierto». Esta historia, observó, comenzó con Jesús: aquello que han hecho «con Jesús, durante la historia ha sido hecho con su Cuerpo que es la Iglesia. Hoy quisiera – dijo el Papa Francisco – en este día de nuestra primera Eucaristía, como hermanos Obispos, a ti, querido hermano Patriarca y a todos ustedes Obispos y fieles y sacerdotes armenios, abrazarlos y recordar esta persecución que han sufrido y recordar sus santos, ¡tantos santos muertos de hambre, de frío, en la tortura, en el desierto, por ser cristianos!».
Que el Señor, fue la oración del Papa, «nos dé una plena inteligencia para conocer el Misterio de Dios que está en Cristo» que «lleva la Cruz, la Cruz de la persecución, la Cruz del odio, la Cruz de lo que viene de la cólera» de los perseguidores, que es suscitada por el «padre del mal».
«Que el Señor –exclamó Bergoglio– hoy nos haga sentir en el Cuerpo de la Iglesia el amor por nuestros mártires y también nuestra vocación martirial. Nosotros no sabemos qué sucederá aquí. ¡No lo sabemos! Pero si un día sucediera esta persecución aquí, que el Señor nos de la gracia del coraje y del testimonio que tuvieron estos cristianos mártires y, especialmente, los cristianos del pueblo armenio».
Andrea Tornielli
Ciudad del Vaticano