Así lo expresó en el mensaje a la Federación Universitaria Católica Italiana (FUCI) que se prepara a celebrar un congreso nacional extraordinario en Arezzo (Italia) dedicado a Pablo VI que fue Asistente Central de esa institución entre 1925 y 1933 y que será proclamado beato el domingo.
“Lo esencial de la vida universitaria –explicó el Papa-, estriba en el estudio, en la fatiga y la paciencia del pensar que revela una tensión del ser humano hacia la verdad, el bien, la belleza. No se contenten con verdades parciales o ilusiones consoladoras”, sino más bien hacer “que el estudio sea un comprensión cada vez más plena de la realidad. Para ello son necesarias la humildad de la escucha y la amplitud de la mirada''.
En segundo lugar, señaló que la investigación, junto con el diálogo y la confrontación, deben ser el método de estudio de la FUCI. ''La FUCI debe experimentar siempre la humildad de la búsqueda, esa actitud de acogida silenciosa de lo ignoto, de lo desconocido, del otro y demostrar su apertura y su disponibilidad para caminar con todos aquellos empujados por una tensión inquieta hacia la Verdad, creyentes y no creyentes, extranjeros y excluidos”.
“La investigación se interroga constantemente, se transforma en encuentro con el misterio y se abre a la fe: hace posible el encuentro entre fe, razón y ciencia, permite un diálogo armonioso entre ellas”, señaló Francisco.
“A través de este método de investigación es posible alcanzar un objetivo ambicioso: soldar la fractura entre Evangelio y contemporaneidad a través del estilo de la mediación cultural, una mediación itinerante que sin negar las diferencias culturales, al contrario, valorizándolas se proponga como horizonte de proyecto positivo”, indicó.
Por último, reflexionó sobre la palabra “frontera”. ''La Universidad es una frontera que los espera, una periferia en que acoger y sanar las pobrezas existenciales del ser humano. La pobreza en las relaciones, en el crecimiento humano, tiende a llenar las cabezas sin crear unproyecto compartido de sociedad, un fin común, una fraternidad sincera. Preocúpense siempre por encontrar al otro, por percibir el 'olor'de los seres humanos de hoy, hasta impregnaros de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias”.
“No levanten nunca barreras que, al intentar defender la frontera, impiden el encuentro con el Señor. En la cultura, sobre todo hoy, necesitamos estar al lado de todos. Podrán superar el enfrentamiento entre los pueblos solo si logran alimentar una cultura del encuentro y de la fraternidad”, alentó.
Fuente: Aciprensa