Papa en Santa Marta: El Reino de Dios no se basa en mensajes sensacionalistas

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En su homilía en Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó que la única manera de conocer el mensaje de Dios es a través de Jesucristo.

En su homilía en Casa SantaMarta, el Papa Francisco explicó que la única manera de conocer el mensaje de Dios es a través de Jesucristo.
FRANCISCO
"El Reino de Dios no es una religión sensacionalista: donde siempre estamos buscando cosas nuevas, revelaciones, mensajes… Dios ha hablado en Jesucristo: ésta es la última Palabra de Dios. Lo demás son como fuegos artificiales, que te iluminan por un momento, y después ¿qué queda? Nada. No hay crecimiento, no hay luz, no hay nada: un instante”.
 
Francisco criticó el sensacionalismo y los "fuegos artificiales” que algunos consideran como parte esencial de la religión y aclaró que estos no aportan nada a las personas.
 
 
RESUMEN DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)
 
"El Reino de Dios no es una religión sensacionalista: donde siempre estamos buscando cosas nuevas, revelaciones, mensajes… Dios ha hablado en Jesucristo: ésta es la última Palabra de Dios. Lo demás son como fuegos artificiales, que te iluminan por un momento, y después ¿qué queda? Nada. No hay crecimiento, no hay luz, no hay nada: un instante. Y tantas veces hemos sido tentados, por esta religión sensacionalista, de buscar cosas extrañas a la revelación, a la mansedumbre del Reino de Dios que está entre nosotros y crece. Y esto no es esperanza: es el deseo de tener algo en la mano. Nuestra salvación se da en la esperanza, la esperanza que tiene el hombre que siembra el trigo o la mujer que prepara el pan, mezclando levadura y harina: esperanza de que crezca. En cambio, esta luminosidad artificial está toda en un momento y después se va, como los fuegos artificiales: no sirven para iluminar una casa. Es un espectáculo”. 
 
"Custodiar con paciencia. La paciencia en nuestro trabajo, en nuestros sufrimientos… Custodiar como custodia el hombre que ha plantado la semilla y custodia a la planta tratando de que no haya hierba mala cerca de ella, para que la planta crezca. Custodiar la esperanza. Y aquí está la pregunta que yo les planteo a ustedes hoy: si el Reino de Dios está en medio de nosotros, si todos nosotros tenemos esta semilla dentro, tenemos al Espíritu Santo allí, ¿cómo lo custodio? ¿Cómo distingo, cómo sé distinguir a la planta buena del trigo de la cizaña? El Reino de Dios crece ¿y nosotros qué debemos hacer? Custodiar. Crecer en la esperanza, custodiar la esperanza. Porque en la esperanza hemos sido salvados. Y éste es el hilo: la esperanza es el hilo de la historia de la salvación. La esperanza de encontrar al Señor definitivamente”. 
 
"El Reino de Dios se vuelve fuerte en la esperanza”.
 
"Preguntémonos a nosotros mismos: ‘¿Tengo esperanza? ¿O voy adelante, voy adelante como puedo y no sé discernir lo bueno de lo malo, el trigo de la cizaña, la luz, la apacible luz del Espíritu Santo de la luminosidad de esta cosa artificial? Interroguémonos sobre nuestra esperanza en esta semilla que está creciendo en nosotros, y acerca de cómo custodiamos nuestra esperanza. El Reino de Dios está entre nosotros, pero nosotros, con el descanso, con el trabajo, con el discernimiento, debemos custodiar la esperanza de este Reino de Dios que crece, hasta el momento en que vendrá el Señor y todo será transformado. En un instante: ¡todo! El mundo, nosotros, todo. Y, como dice Pablo a los cristianos de Tesalónica, en aquel momento permaneceremos todos con Él”.  

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