El Papa se reunió con miles de jóvenes en Paraguay a los que volvió a pedir que "hagan lío”.
"Hagan lío, pero también ayuden a arreglar y a organizar el lío que hacen. ¿Eh? Las dos cosas. Hagan lío y organícenlo bien. Un lío que nos dé un corazón libre, un lío que nos dé solidaridad, un lío que nos dé esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que Dios, a quien conocí, es mi fortaleza. Ese es el lío que hagan”.
Se reunieron en Costanera, a la orilla del río Paraguay. Fue el último encuentro multitudinario del viaje del Papa a América Latina.
Después de los bailes y la música, Francisco escuchó los testimonios de dos jóvenes paraguayos. Habló Liz, que cuida de su madre con Alzheimer y de su abuela postrada en cama. Después Manuel, que tuvo que trabajar desde niño para ayudar a su familia.
"Mi mamá es un milagro en mi vida pero me hace mucha falta. Juego con ella como con un niño, le regalo golosinas, le cambio los pañales, la baño...Son cosas que hoy entrego a Dios. Tanto desee estar en la JMJ Brasil para ver al Papa, pero no pude ir. Me dije a mí misma: "Trabajaré y juntaré mis moneditas para ir a Cracovia”. Pero cuando vino la noticia de que vendría a Paraguay, llorando le agradecí a Dios porque sé que se acordó de mí”.
"Tuve una infancia muy difícil. No tenía el apoyo de mis padres y, en realidad, éramos de una familia de escasos recursos. Mis padres se vieron en la necesidad de entregarme a una familia en la capital. Prácticamente me explotaron trabajando en la capital”.
El Papa quedó muy conmovido por estas historias e improvisó unas palabras. Pidió a los jóvenes que tengan esperanza y fortaleza. Les dijo que sean activos, no simples espectadores de la vida.
"No queremos jóvenes debiluchos, jóvenes que están ahí no más, ni sí ni no. No queremos jóvenes que se cansen rápido y que vivan cansados, con cara de aburridos. Queremos jóvenes fuertes, jóvenes con esperanza y con fortaleza. ¿Por qué? Porque conocen a Jesús, porque conocen a Dios. Porque tienen un corazón libre”.
Les dijo además que vivan sin miedo y que no teman soñar. Antes de irse, pidió a los jóvenes que hablaron que saludaran con él y después se marchó en papamóvil mientras bendecía a los peregrinos que llenaron la orilla del río.