Durante el Ángelus, Francisco invita a la reflexión sobre la persecución de los cristianos en Irak
El silencio domina la Plaza San Pedro: el pastor reza con los fieles por la paz en Medio Oriente y en Ucrania, y llama la atención del mundo ante las persecuciones que sufren los cristianos, sobre todo en Irak.
Este domingo, en el que se lee en las Iglesias del mundo la parábola evangélica del trigo y la cizaña, símbolos del bien y del mal, Francisco lanzó un llamado por la situación de los cristianos obligados a dejar diferentes zonas controladas por los milicianos jihadistas del Isil en Irak. “He recibido con preocupación las noticias procedentes de las Comunidades cristianas en Mosul (Iraq) y en otras partes de Oriente Medio, donde se da el inicio del cristianismo, vivían con sus conciudadanos, ofreciendo una contribución significativa al bien de la sociedad. Y a ustedes que están en plaza, les invito a rezar en la oración, Les invito a recordarles en la oración. Les exhorto además, a perseverar en la oración por las situaciones de tensión y de conflicto que persisten en diferentes partes del mundo, especialmente en Oriente Medio y Ucrania”.
Francisco afirmó que el mal en el mundo no viene de Dios sino de su enemigo el Maligno, que muy astutamente siembra el mal en medio del bien, de modo que es imposible separarlos netamente; pero Dios al final podrá hacerlo. El segundo argumento, dijo Francisco, es la contraposición entre la impaciencia de los servidores y la paciencia y misericordia de Dios que ve mejor que nosotros la basura, pero ve también los gérmenes de bien y espera con paciencia que maduren, con la certeza de que el mal no tiene ni la primera ni la última palabra. Gracias a esta paciencia de Dios también la cizaña puede convertirse en trigo, afirmó el Papa, asegurando que el mal será quitado y eliminado en el tiempo de la cosecha, es decir en el tiempo del juicio.
“Que el Dios de la paz -pidió Bergoglio- suscite en todos un auténtico deseo de diálogo y de reconciliación. La violencia no se vence con la violencia. ¡La violencia se vence con la paz!”.
“Hoy, nuestros hermanos son perseguidos, expulsados, deben dejar sus casas sin tener la posibilidad de llevarse nada -reconoció Bergoglio. Garantizo a estas familias y a estas personas mi cercanía y mi constante oración; queridos hermanos y hermanas tan perseguidos, yo sé cuánto sufren, yo sé que han sido despojados de todo. Estoy con ustedes en la fe en Aquel que venció sobre el mal. Y a todos ustedes, aquí en la Plaza, y a todos los que nos siguen la televisión, les invito a recordarlos en la oración”.