Ola de violencia contra los cristianos en África occidental: “No dejaremos que nos dividan”

Mons. Martin Happe, obispo de la diócesis de Nuakchot, Mauritania, habla con Ayuda a la Iglesia Necesitada tras la reciente reunión de la tercera Asamblea Plenaria de los Obispos de África Occidental

Del 13 al 20 de mayo de 2019 se celebró en Uagadugú, capital de Burkina Faso, la tercera Asamblea Plenaria de los Obispos de África Occidental. Esta reunión se vio ensombrecida por los graves atentados terroristas en el país.

Mons. Martin Happeobispo de la diócesis de Nuakchot, Mauritania, participó en el encuentro episcopal de Burkina Faso. El prelado, de origen alemán, ha hablado con la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) sobre los dramáticos acontecimientos y la situación de los cristianos en esta región de África.

ACN: Mons. Happe, después de los múltiples asesinatos ocurridos en tan breve plazo de tiempo, ¿cómo reaccionaron los participantes en el encuentro de los obispos?

Mons. Martin Happe: El hecho de que a pesar de esos dramáticos acontecimientos más de cien obispos de varios países de África occidental acudieran al encuentro de Burkina Faso, ha supuesto un gesto de aliento para la Iglesia y para todo el país. No solo Burkina Faso está afectado por la violencia, sino toda la región. La violencia proviene de fundamentalistas islámicos que intentan iniciar conflictos sea dentro de grupos étnicos, como  entre católicos y musulmanes. Nadie sabe exactamente quién está detrás de todo esto. Por otro lado, hay que resaltar que la mayoría de las víctimas de esta ola de violencia son musulmanas.

¿Qué hace que los cristianos sean un blanco para los terroristas?

Antes de llegar a Mauritania trabajé durante 22 años en Malí, la mayor parte del tiempo en el norte del país. Fue entonces cuando comenzaron los ataques. Los fundamentalistas atacaban deliberadamente a la pequeña minoría cristiana. No se debe olvidar sin embargo que alrededor de 160.000 desplazados musulmanes de Malí han encontrado refugio en Mauritania. Para los fundamentalistas, estos musulmanes son también «herejes» porque no siguen ese islam de corte wahabí y fundamentalista. Los no musulmanes son, por supuesto, aún peores a los ojos de estos terroristas. Por eso los cristianos son su primer objetivo.

¿Es el fanatismo religioso la única razón de la persecución o existen otras causas?

Muchas veces el fanatismo religioso es solo un pretexto. Se trata de los recursos naturales, se trata del poder político. Es una historia muy compleja.

¿Cómo reaccionan los cristianos ante el terrorismo?

Tanto los obispos de África Occidental como el gobierno de Burkina Faso han dicho claramente durante los últimos días: No dejaremos que nos dividan. No nos dejaremos dividir entre las diferentes religiones y tribus. De lo contrario, caeremos en la trampa que nos tienden los terroristas.

¿Ve alguna posibilidad de que se escuchen más a las voces moderadas dentro del islam?

Este es un punto crucial. Los obispos lo formulamos así en el comunicado final de nuestro encuentro: los líderes religiosos deben cooperar concretamente. Debemos adoptar una postura clara y conjunta: quien mata en el nombre de Dios no puede llamarse a sí mismo un mensajero de Dios. Debemos reforzar esta cooperación, que ya existe. Este es el único medio de combatir la violencia.

Los países en África Occidental difieren mucho uno de otro. Hay países con mayoría cristiana como en Ghana. Y hay países donde los cristianos representan una pequeña minoría, por ejemplo en Mauritania. ¿Cómo es la situación allí?

En Mauritania, el Gobierno y la población conceden gran importancia al hecho de que se trate de una república islámica y no de una república islamista. El islamismo está muy vigilado. Ha habido planes de ataques, pero todos fueron descubiertos de antemano y frustrados. Como obispo católico, viajo por todo el país y no tengo miedo. Pero no sé cuánto tiempo durará esto.

¿Qué podemos hacer los cristianos en Europa?

Es importante mostrar nuestra solidaridad. En Mauritania, por ejemplo, somos una Iglesia muy pequeña, de unos 4.000 católicos. Es muy importante que recibamos visitantes, que la gente muestre interés, que se informe y rece por nosotros.

Ayuda a la Iglesia Necesitada

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