Comenzamos con un clásico ineludible:
de Lewis Wallace (Edhasa, 2012, traducción de Manuel Serrat Crespo). Ya os hablé, con la última versión cinematográfica que se estrenó, de esta novela del siglo XIX y de sus matices, pero que yo recomiendo igual: ¡poned una carrera de cuadrigas en vuestra vida! Es obligado, igualmente, hablar de
de Henryk Sienkiewicz (Valdemar, 2000, traducción de Mauro Armiño) sobre los mártires cristianos en la Roma de Nerón. Un novelón, con muchos ingredientes, en los que unos se quedan con el tema cristiano, otros con la metáfora de la opresión rusa a la Polonia de la época y otra con la apasionante mezcla de géneros que lograba su autor.
Algo más alejada en el tiempo de Wallace y Sienkiewicz, no podemos olvidar las novelas de la estadounidense Taylor Caldwell (que quizá muchos conozcáis por su novela sobre Cicerón, La columna de hierro) sobre asuntos relacionados con los primeros tiempos del cristianismo: El gran león de Dios (traducción de Amparo García Burgos, Maeva) sobre san Pablo o Médico de cuerpos y almas (traducción de Ramón Conde Obregón, Maeva), sobre el evangelista san Lucas