La película “Noé”, de Darren Aronofsky, protagonizada por Russell Crow, se estrena el 28 de marzo en EEUU y el 4 de abril en España. Jerry A. Johnson, un teólogo baptista especializado en cine y religión (es presidente de National Religious Broadcasters) ha analizado la película y ha señalado 5 puntos que le parecen positivos y otros 5 que no le gustan tanto.
Después de una reunión cordial con Johnson, en representación de National Religious Broadcasters, Paramount Pictures acordó publicar el siguiente mensaje en las películas y los materiales de mercadotecnia:
“Esta película se inspira en la historia de Noé. Si bien se han tomado licencias artísticas, creemos que la película es fiel a la esencia, valores e integridad de una historia que es piedra angular de la fe de millones de personas en todo el mundo. La historia bíblica de Noé se puede encontrar en el libro del Génesis”
Johnson señala que en “El lobo de Wall Street” la palabra “j*d*r” aparece 544 veces (según la revista Slate). Es bueno que Hollywood intente algo distinto, que busque grandes historias y las busque en la Biblia. Y es bueno que declare con honradez que son historias “inspiradas en…” el texto bíblico.
El hombre ha llenado de maldad la tierra y Dios le juzgará con una inundación, la familia de Noé se salvará gracias al arca y la raza humana empezará de nuevo en una tierra renovada. Todo eso aparece en la película.
“Los conceptos de pecado y juicio están en el centro durante toda la película”, señala Johnson. En ese sentido, no es blanda ni políticamente correcta. Quien alza su puño contra Dios es “el malo” (Tubal/Caín). Los personajes heróicos reconocen que Dios es Creador y juez justo. Y Noé reconoce que incluso en él y en su familia hay cierta maldad.
El diluvio universal en esta película es universal, épicamente universal, no intenta decir que se trata de una inundación local. Y el Arca sigue las instrucciones de tamaño y forma de Génesis y no intenta parecerse a un barco, sino más bien a una caja o arcón.
Siguiendo el texto bíblico, 8 personajes saldrán de ella. Y también se recoge el capítulo de la embriaguez y vergüenza de Noé. Y finalmente el mandato al hombre de que cuide la Tierra, que renueva en Génesis 9 lo encargado en Génesis 1.ç
El ritmo del guión, sus efectos especiales convincentes y el trabajo de grandes actores como Russell Crowe y Anthony Hopkins hacen que la película se sostenga bien.
El personaje de Noé da nombre a la película y carga con el peso de la trama… y es un punto débil del film. Está obsesionado con la maldad de la raza humana, con el destino de los hombres que es ser barridos. Incluso él está dispuesto a colaborar levantando un cuchillo sobre unos parientes, como un Abraham enloquecido. Es un Noé oscuro, nadie querrá tomarlo como modelo. No es el hombre “justo” de Génesis 6 ni el Hombre “de fe” descrito en Hebreos 11, señala Johnson.
En la tierra de Noé hay guerra, violencia, robo, pecado sexual… pero lo peor es ¡el pecado medioambiental! Con una estética que recuerda las películas postapocalípticas de “Mad Max”, los hombres han practicado una política de “tierra quemada” para fomentar una industria primitiva. La película predica sobre que matar animales es alejarse del estilo de vida del Edén.
“Este tema medioambiental alcanza un nivel de predicación que los secularistas criticarían si se aplicase a una doctrina evangélica en cualquier otra película”, considera Johnson, quien recuerda que en Génesis 6 describen los pecados de esa generación en términos de “violencia”, sin decir nada del cazar o la minería como fuentes de maldad.
En la oscuridad del Arca, Noé narra el origen de la Creación a su familia. Aparecen imágenes de especies primitivas que cambian de forma hacia otras más sofisticadas. Luego aparecen el hombre y la mujer, tomados de la mano, sin ninguna forma antropoide intermedia. Johnson considera que eso molestará a algunos ateos y materialistas (la Creación de la nada y el hombre sin formas previas), mientras que los cambios animales molestarán a aquellos cristianos que niegan toda evolución animal.
Durante siglos, los lectores de la Biblia se han preguntado quienes eran esos “nephilim” que vivían con los hombres antes del Diluvio. ¿Monstruos, gigantes, ángeles caídos, demonios encarnados?
La película crea una mitología para ellos: eran ángeles, han dado tecnología a los hombres, los humanos la han usado para el mal, Dios castiga a estos ángeles y los convierte en gigantes de roca; caídos, ayudan a Noé con el Arca, y acabarán redimidos y ascendiendo al Cielo. Johnson puntualiza que en la teología cristiana, los ángeles caídos, si han caído de verdad, ya no pueden redimirse: no van al Cielo sino “al otro sitio”.
A Johnson le preocupa cómo cierto malvado se introduce de polizonte en el Arca (algo que no aparece en la Biblia, aunque sí en otras tradiciones antiguas), o el uso de objetos “mágicos”, que le parecen más ligados al ocultismo que a la acción milagrosa de Dios. Además, considera que se ha intentado vender la película como más religiosa de lo que es. Por ejemplo, en el tráiler Noé dice “No estoy solo”. ¿Se refiere a que Dios le acompaña? No, a otra compañía. Pero al espectador se le quiere dar otra idea.
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