En su reflexión antes de rezar el Angelus dominical, el Papa precisó que la Misa "no es una oración privada o una bella experiencia espiritual"
“¿Para qué sirve la misa?”. Ese comentario, tantas veces escuchado entre los fieles católicos, fue recordado hoy por el Papa en su reflexión antes de bendecir a una multitud tras rezar el Angelus dominical. Pero Francisco advirtió que no es lo mismo ir a misa a “rezar cuando lo siento” y “en soledad”. Porque la eucaristía no es un rito más, en él Jesús se hace presente de nuevo y es capaz de transformar en don a todos los hombres.
Asomado a la ventana de su estudio privado, en el Palacio Apostólico del Vaticano y ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro, recordó que este domingo la liturgia propone el discurso de Jesús “pan de la vida”, que es él mismo y que está también en la eucaristía.
Recordó que, según el evangelio, algunos de quienes lo escucharon se escandalizaron por la frase de Cristo: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”. Reconoció que resulta comprensible ese estupor, porque Jesús usó el estilo típico de los profetas para provocar en la gente –y también en los fieles de hoy- preguntas y, finalmente, una decisión.
“Ante todo preguntas: ¿Qué significa comer la carne y beber la sangre de Jesús? ¿Es solo una imagen, un símbolo, o identifica algo real? Para responder se necesita intuir qué ocurre en el corazón de Jesús cuando parte los panes para la multitud hambrienta. Sabiendo que deberá morir en la cruz por nosotros, Jesús se identifica con aquel pan partido y compartido, y eso se convierte para él en el signo del sacrificio que lo espera”, señaló.
Sostuvo que ese proceso tuvo su culmen en la última cena, donde el pan y el vino se convirtieron realmente en el cuerpo y la sangre de Cristo, quien dejó la eucaristía para que quien la tome se pueda convertir en una sola cosa con él. Por eso señaló: “quien come de mi carne y bebe de mi sangre permanece en mí y yo en él”.
Insistió que nutriste de Jesús y permanecer en él mediante la comunión eucarística, si se hace con fe, transforma la vida de quien lo hace en un regalo a Dios y a los hermanos. Porque –continuó- nutrirse de ese pan de vida significa entrar en sintonía con el corazón de Cristo, asimilar sus elecciones, sus pensamientos, sus comportamientos; Significa ser personas de paz, de perdón, de reconciliación y de solidaridad.
“A veces, sobre la santa misa, se escucha esta objeción: «¿Para qué sirve la misa? Yo voy a la iglesia cuando lo siento, y rezo mejor en soledad». Pero la eucaristía no es una oración privada, o una bella experiencia espiritual, no es una simple conmemoración de lo que Dios hizo en la última cena. Nosotros decimos, para entender bien, que la eucaristía es memorial, es decir un gesto que actualiza y hace presente el evento de la muerte y resurrección de Jesús”, ponderó.
Y apuntó: “Vivir en comunión concreta, real con Jesús en esta tierra noshace pasar de la muerte. El cielo comienza justamente en esta comunión con Jesús”.
Tras pronunciar el Angelus, Francisco saludó al grupo folclórico Organización de Arte y Cultura Mexicana, a unos jóvenes de Verona y a los fieles de Bevevare. Y dedicó un mensaje especial a los “numerosos jóvenes” del Movimiento Juvenil Salesiano reunidos en Turín en los lugares de San Juan Bosco para celebrar el bicentenario de su nacimiento. “Los animo a vivir cotidianamente la alegría del evangelio, para generar esperanza en el mundo”, apuntó.