Concebida como una gran superproducción, de ahí que cuente con una factura visual impecable, Nacimiento narra la apasionante vida del primer sacerdote coreano, Andrés Kim Dae-geon. Nacido en Corea, durante la dinastía Josean en el año 1821, era hijo de unos nobles coreanos conversos al catolicismo.
Bautizado a los 15 años, desde ese momento tuvo clara su fe y su destino y por esa razón nada detuvo sus pasos por extender la religión católica por su país a pesar de los peligros.
Con un extenso metraje de 150 minutos, la película no sólo narra su preparación como sacerdote y sus estudios en Macao sino también sus viajes por mar en el buque Ertugrul, bajo el mando del comandante Cecil en la Flota del Lejano Oriente en Vladivostok, la Guerra del Opio, la apertura de rutas terrestres en Manchuria, la travesía del Mar Amarillo en el barco Rafael, y la apertura de rutas marítimas hacia la isla Baengnyeong, entre otros.
Su curiosidad le permitió convertirse en un experto cartógrafo pero también adquirió conocimientos médicos para enfrentarse al cólera y la viruela.
La película hace viajar al espectador por Oriente en una época convulsa, donde las comunidades católicas, como los primeros cristianos, vivían ocultos por las crueles persecuciones de la dinastía Josean.
Aunque, como refleja la película, murieron miles de ellos bajo tortura y martirio, la labor de sacerdotes como Andrés Kim Dae-geon fue decisiva para que el catolicismo no fuera erradicado en esa nación, dándose la circunstancia de que Corea del Sur, es uno de los países asiáticos con más católicos, alrededor de 5,3 millones.
Su fortaleza la resumía así: “el martirio es una corona de flores que Dios nos da”.
Protagonizada por el actor coreano Yoon Shi-Yoony, el film se rodó en varios idiomas, lo que supuso un esfuerzo extra para los actores al tener que aprender chino, latín y francés para dominar las escenas y contribuir así, a la autenticidad de la película.