El templo perdió su cubierta durante la guerra siria. Ahora la única bóveda que cubre el cielo es la celeste.
La catedral maronita de Alepo, dedicada a san Elías y ubicada en el barrio histórico de Al-Jdayde, amanece otra mañana más sin tejado. La única bóveda que adorna el lugar del Santo Sacrificio es la celeste. La humana desapareció hace meses. Los disparos de mortero recibidos la han devastado durante el conflicto sirio.
Hace menos de una semana, eran más de mil habitantes los que llenaron las naves de la iglesia a cielo abierto y la plaza para poder asistir a la Misa en Do Menor de Wolfgang Amadeus Mozart, realizada por 45 músicos y 27 coristas de la Orquesta sinfónica de Damasco junto a los miembros del coro Naregatsi, animado por las comunidades cristianas locales. Esta iniciativa, según afirmaba el Arzobispo maronita Joseph Tobji ante los microfonos de la Agenzia Fides, "representa en sí mima, una señal muy fuerte, de gran impacto simbólico y que puede ser notada por todos: en una iglesia devastada, donde todo se ve destruido, reflorece la vida, y se comienza de nuevo". Un renacer que se puede observar en todas las caras de los asistentes a la Eucaristía.
Una orquesta de músicos musulmanes y cristianos han interpretado la parte musical de la Misa de acuerdo con la versión compuesta por el genio vienés allá por finales del siglo XVIII. Una obra de fe y de arte que ha resonado precisamente en un lugar que había sido devastado por la violencia bárbara y brutal. El juego de luces en la iglesia en ruinas, también ha sido muy impresionante. Cuando muchas personas llegaron ya no había sitio libre. Para permitir que todos los presentes pudiesen ver el concierto, se han colocado algunas pantallas en la plaza.
El concierto se ha realizado con la colaboración de la asociación francesa L'Oeuvre d'Orient, y ha sido dirigida por el padre Yeghiche Elias Janji, sacerdote armenio católico y musicólogo, que incluso en tiempos de guerra no ha dejado de realizar conciertos en varias ciudades sirias, y que años atrás habían llevado a ejecución la obra de Mozart ante el Papa Benedicto XVI.
Vuelve la armonía a la triste Alepo tras varios meses de caos y destrucción en los que la única música ha sido el silbido letal de las balas y las bombas, melodía de terror para todo sirio, fuese cristiano, musulmán o yazidí. ¿Vuelve Mozart para quedarse?