La diplomacia vaticana no tira la toalla en países como Venezuela y Sudán del Sur, a pesar de que hasta ahora los intentos no han dado resultado
"Hubo muchas iniciativas para mediar en Sudán del Sur. Yo mismo estuve involucrado en dos de ellas. Todos los servicios públicos se han derrumbado. No se paga a los funcionarios y por eso la gente sale con el fusil buscando recompensa, a veces violando a mujeres, por ejemplo”.
Yudith es una misionera que trabaja en África desde hace casi 20 años. En el Vaticano contó que lo que ha visto en Sudán del Sur es un drama imposible de olvidar.
"De estar en febrero allí y ver es como... no es para decirlo allí pero es como bajar al infierno. Es tanta la pobreza, y tanta la angustia que la gente también tiene... y es una experiencia terrible”.
Sudán del Sur es uno de los países que más sufren en todo el planeta. El hambre y la guerra han provocado más de 3 millones de desplazados, una cuarta parte de su población.
La mayor parte de ellos viven ahora en la vecina Uganda, que se ha convertido en el segundo país del mundo que más refugiados recibe. Las historias que cuentan son escalofriantes.
"Estaba en casa y vinieron a por mi marido de noche. Se lo llevaron y lo acuchillaron”.
"Había pistolas. Los dinka están asesinando gente. Por eso escapamos aquí”.
Más del 60% de estos refugiados son niños. Son los afortunados. La ONU calcula que más de 15.000 menores han sido llamados a las armas para combatir en una guerra donde las violaciones, el hambre y las ejecuciones a sangre fría se han convertido en el pan de cada día.