“Mientras quede una sola familia cristiana en Irak aquí estaremos” Sor Suhama

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Las Dominicas de Irak perdieron durante la guerra más de 23 conventos y 14 monjas murieron a manos del Estado Islámico

Nos desplazamos a Ozal city, que traducido quiere decir ciudad de la Nada. Sus 900 familias cristianas han preferido llamarle Hope city, ciudad de la Esperanza. Al frente están dos monjas dominicas que ríen, sonríen y sostienen con su firmeza a todo el campamento.

JAUME VIVES VIVES/- Las Dominicas de Irak perdieron durante la guerra más de 23 conventos que cayeron en manos de Estado Islámico. Durante la huida 14 monjas murieron, la mayoría eran mayores o cayeron enfermas y no aguantaron los reveses del Éxodo.

Ahora están repartidas por todo el territorio que no ha caído en manos del Daesh ayudando a niños huérfanos, personas mayores y a familias desplazadas. Sor Suhama lo tiene muy claro: “Mientras quede una sola familia cristiana en Irak aquí estaremos”.

Las casas en las que viven las familias eran de una constructora que no pudo terminar la obra y se las alquiló a medio construir por un precio relativamente económico, 500$. En cada casa conviven 3-4 familias, con una media de 5 hijos cada una. La convivencia no siempre es fácil.

Foto: Alfredo Panadero
Foto: Alfredo Panadero

Lo que se iba a convertir en un pueblo fantasma a medio construir ahora es el refugio de miles de cristianos que huyeron de Mosul, Qaraqosh y Bartella.

Por ahora los 160.000$ mensuales necesarios para mantener el campo están cubiertos hasta diciembre, en parte gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada, pero en diciembre no se sabe qué pasará con toda esta gente. Cabe la posibilidad de que no se pueda seguir pagando esta cuantiosa suma de dinero. A la pregunta de si les preocupa lo que pueda pasar en diciembre Sor Suhama responde: “En absoluto, lo dejamos en manos de Dios, estamos muy tranquilas”.

El campamento está provisto de los servicios mínimos: guardería, escuela, iglesia, dispensario y una pequeña clínica a la que se acercan muchos musulmanes de un campo cercano, de hecho, “el 80% de los pacientes son musulmanes” dice Sor Suhama.

Al comienzo, en Hope city, había 30 familias yazidies, ahora quedan solo 4, las otras se fueron por la falta de agua y los continuos cortes de luz. Los yazidíes viven en perfecta armonía con los cristianos. Nos acercamos a conocer a una familia yazidí de Sinjar, una región duramente afectada por el ataque de Estado Islámico.

Guardianes de la Fe
Foto: Javi Carreras

La familia, 7 hijos y los padres, se refugia en una pequeña cabaña con cartones en el techo a modo de aislante térmico. La relación con sus vecinos de Sinjar era buena hasta que les dijeron: “vosotros no sois de nuestra religión, os mataremos si no os convertís al Islam” explica la madre. Se vieron forzados a huir a las montañas, donde quedaron rodeados por Estado Islámico.

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“17.000 yazidíes murieron asesinados en Sinjar o en la montaña al no soportar las duras condiciones climatológicas y de falta de agua y comida. Otros 30.000 consiguieron huir a las montañas y sobrevivieron, y el resto, 5.020 yazidíes, fueron cogidos como esclavos” dice la madre. La mayoría mujeres y niñas que a día de hoy se están vendiendo en los mercados de Raqqa y Mosul como esclavas sexuales.

Cuando estaban en las montañas pidieron ayuda a sus vecinos para que les trajeran agua y comida pero la ayuda nunca llegó. Cuando le preguntamos a la madre si perdona lo que le hicieron a su familia dice sin dudar: “Si ahora les viera les trituraría y los daría como comida a los perros”.

La comunidad yazidí ha sufrido una persecución muy cruenta en Irak, y no solo desde 2014, hace años que la vienen sufriendo. Dice la madre que “sería mejor que los yazidíes desaparecieran de Irak y crearan comunidades en otros países”. Muchos quieren ir a Alemania, donde vive desde hace años su máxima autoridad.

Foto: Javi Carreras
Foto: Javi Carreras

Algo parecido pasó en Qaraqosh y en Bartella, lamenta Sor Suhama: “Los que nos echaron de nuestras casas no fueron los de Estado Islámico, fueron nuestros vecinos. El Daesh no habría podido entrar si nuestros vecinos no se hubieran puesto de su lado. Nos traicionaron”.

Para muchos, después de lo sucedido, la convivencia es muy difícil: “Estoy convencida de que si el Daesh viniera al campamento, nuestros vecinos musulmanes se pondrían de su lado. La convivencia ya no es posible, ahora solo nos decimos hola y adiós, la confianza se ha roto y restablecerla es muy difícil” nos dice la monja dominica.

Para Sor Suhama lo más bonito de Hope city es que “toda la vida en común se hace alrededor de la Iglesia. Cada día rezamos el rosario, vísperas y a la hora de Misa no cabemos dentro”.

Antes de marchar hablamos con Khalid, el padre de David (10 años). Uno de los 3 niños que murieron el 6 de agosto de 2014 por los bombardeos del Daesh en Qaraqosh.

Foto: Javi Carreras
Foto: Javi Carreras

Al entrar, el padre nos enseña fotos del día del bombardeo. Se ve a su hijo muerto, destrozado por la explosión. Su primo recibió impactos de metralla por todo el cuerpo, todavía lo tiene lleno de cicatrices que alcanzan los 30 centímetros. Les cayó una bomba mientras desayunaban en el patio de su casa a las 9:35 de la mañana del día 6 de agosto de 2014.

“No estamos enfadados con Dios, Dios es amor, misericordia y paz, esto lo ha hecho Estado Islámico. Nunca nos hemos sentido abandonado por Dios” nos dice el padre. Cuando le preguntamos si perdona a los que mataron a su hijo dice: “No podemos perdonar al Daesh, ha matado a mi hijo. Era inocente”.

Foto: Javi Carreras
Foto: Javi Carreras

Al despedirnos de las familias Sor Suhama nos recuerda: “Sin Dios no podríamos hacer nada”.

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