En Maalula hay cientos de refugiados en los conventos
8 de septiembre de 2013.
Es el último poblado del mundo al que Jesús podría volver a predicar con la lengua que hablaba hace dos mil años, el arameo. Se encuentra en el corazón de la Siria cristiana, a sesenta kilómetros al norte de Damasco y a pocos kilómetros de la frontera libanesa. Situado a 1500 metros dealtitud, protegido por una montaña, hasta ahora Maalula se había salvado de los embates de la guerra civil que está despedazando al país. Desde el miércoles pasado está bajo asedio.
Una brigada de insurgentes del frente jihadista de Al Nusra (los amigos de Al Qaeda en la región) ocupó el hotel que desde la cima de la montaña domina la aldea. Desde lo alto llueven proyectiles de mortero. La patrulla de soldados regulares que vigila el "check-point" de la calle que sube hacia el centro ya no existe. Un kamikaze se inmoló con su coche y ocho militares perdieron la vida en el ataque. Dos viejos tanques y un vehículo blindado también fueron destruidos por los milicianos.
Más de tres mil habitantes, sobre todo cristianos ortodoxos, están completamente solos para defenderse. Viejos y niños se han refugiado en los dos pequeños y antiquísimos monasterios de Mar Sarkis (San Sergio) y Mar Taqla (Santa Tecla). Con un teléfono satelital, una monja de Mar Taqla logró hablar con el director del Observatorio sirio de derechos humanos, vinculado con la oposición, laica, en contra del régimen de Bashar al Assad. "Llevamos a los niños, 27 huérfanos abandonados, a los sótanos -indicó-, para protegerlos y que no se espanten cuando llegan los morteros". La monja no reveló su identidad porque teme represalias.
No queda claro quiénes son los que todavía se opongan a los jihadistas, que el jueves dejaron el hotel para volver con refuerzos, municiones. En las montañas que rodean el centro todavía hay soldados regulares y habrían rechazado a los extremistas que asediaron una Iglesia y una mezquita. Pero en muchas localidades de mayoría cristiana han nacido grupos de autodefensa. Probablemente es lo que sucede en Maalula, en donde se habla todavía hoy una forma de arameo, lengua bíblica que según la mayor parte de los historiadores era la lengua de Jesús.
Los dos conventos, patrimonio de la Unesco, construidos en el siglo IV cuando la región formaba parte del Imperio romano, se sumaron al ayuno mundial por la paz lanzado por el Papa. Los santuarios están dedicados a un soldado romano asesinado porque se había convertido y a una discípula de San Pablo salvada, según la leyenda, por la montaña misma de Maalula, que se abrió para ofrecerle un escondite. Bajo el asedio, los habitantes esperan otro milagro.
Vatican Insider