Los paganos desconfiaban de los cristianos y se mantenían a distancia, sospechaban de ellos y los acusaban de los peores delitos. Los perseguían, los encarcelaban y los condenaban al destierro o a la muerte.
Buen Pastor |
Como no podían profesar abiertamente su fe, los cristianos se valían de símbolos que pintaban en los muros de las catacumbas y, con mayor frecuencia, grababan en las lápidas de mármol que cerraban las tumbas.
Como a todos los antiguos, a los cristianos les agradaba mucho el simbolismo. Los símbolos expresaban visiblemente su fe.
El término "símbolo" se aplica a un signo concreto o a una figura que, de acuerdo con la intención del autor, evoca una idea o una realidad espiritual.
Los símbolos más importantes son el Buen Pastor, el "orante", el monograma de Cristo y el pez.
Con la oveja sobre los hombros representa a Cristo salvador y al alma que ha salvado. Este símbolo se encuentra con frecuencia en los frescos, en los relieves de los sarcófagos, en las estatuas, así como grabado sobre las tumbas.
Esta figura, representada con los brazos abiertos, es símbolo del alma que vive ya en la paz divina.
Está formado por dos letras del alfabeto griego: la X (ji) y la P (ro) superpuestas.
Son las dos primeras letras de la palabra griega "Christòs" (Jristós), es decir, Cristo. Este monograma, puesto en una tumba, indicaba que el difunto era cristiano.
En griego se dice "IXTHYS" (Ijzýs). Puestas en vertical, estas letras forman un acróstico: "Iesús Jristós, Zeú Yiós, Sotér" = Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador.
Acróstico es una palabra griega que significa la primera letra de cada línea o párrafo. Es un símbolo muy difundido de Cristo, emblema y compendio de la fe cristiana.
La paloma con el ramo de olivo en el pico es símbolo del alma en la paz divina.
El Alfa y la Omega son la primera y la última letra del alfabeto griego. Significan que Cristo es el principio y el fin de todas las cosas.
El ancla es el símbolo de la salvación, símbolo del alma que ha alcanzado felizmente el puerto de la eternidad.
El ave fénix, ave mítica de Arabia que, según creían los antiguos, renace de sus cenizas después de un determinado número de siglos, es el símbolo de la resurrección.
Los símbolos y los frescos son como un Evangelio en miniatura, una síntesis de la fe cristiana.
En Roma hay más de sesenta catacumbas, con cientos de kilómetros de galerías y decenas de miles de tumbas. También hay catacumbas en Chiusi, Bolsena, Nápoles, Sicilia oriental y Africa del Norte.
El sistema de excavación subterránea no lo inventaron los cristianos ni lo causaron las persecuciones. Las catacumbas eran simplemente cementerios colectivos cristianos, excavados en la profundidad de la tierra.
Los cristianos adoptaron la técnica de la excavación que ya existía y la desarrollaron en gran escala con una vasta red de galerías en niveles superpuestos. Esta fue la solución para los problemas del entierro para una gran comunidad con un número creciente de miembros.
El rápido y enorme desarrollo de algunas catacumbas se explica con el culto de los mártires que se sepultaban en ellas, porque muchos cristianos insistían en tener una tumba cerca de los venerados sepulcros, para asegurarse su protección.
Las catacumbas, por la importancia que encierran, reciben hoy la visita de miles de peregrinos de todas las partes del mundo.
Primera imágen de la Virgen. Catacumba de Santa Priscila |
Por su precioso patrimonio de pinturas, inscripciones, esculturas, etc., son consideradas auténticos archivos de la Iglesia primitiva, que documentan los usos y costumbres, los ritos y la doctrina cristiana como se entendía, se enseñaba y se practicaba entonces.
Los primeros cristianos no sepultaron su fe y su vida bajo tierra, sino que vivieron la vida común del pueblo en la familia, en la sociedad, en todos los trabajos, empleos y profesiones.
Dieron testimonio de su fe en todas partes, pero fue en las catacumbas donde aquellos heroicos cristianos encontraron la fuerza y el apoyo para afrontar las pruebas y las persecuciones, mientras oraban al Señor e invocaban la intercesión de los mártires.
Los cristianos de los primeros tiempos dieron un maravilloso testimonio de Cristo, muchos de ellos hasta el derramamiento de la sangre, de modo que su martirio se convirtió en un distintivo glorioso de la Iglesia.
A pesar del hecho de que las catacumbas no son, después de todo, más que cementerios, hablan a la mente y al corazón de los que las visitan con un lenguaje silencioso y eficaz.
En las catacumbas todo habla de vida más que de muerte. Cada galería, cada símbolo o pintura que se encuentra, cada inscripción que se lee, hace revivir el pasado y ofrece un claro mensaje de fe y de testimonio cristiano.
Texto www.primeroscristianos.com
Ver en Wikipedia