Los musulmanes que condenan la violencia del IS

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Los yihadistas del Estado Islámico (Is) siembran violencia y muerte. No parece detenerse el horror que se desencadenó después del asesinato de los dos periodistas estadounidenses James Foley y Steven Sotloff, cuyas decapitaciones fueron documentadas en videos macabros. La política internacional trata de reaccionar, pero todavía se esperan iniciativas precisas por parte de los países islámicos.

El mundo se estremece frente a las masacres que llevan a cabo los yihadistas. Pero las posturas del Islam no violento en contra de los extremistas no reciben espacio adecuado en los medios de comunicación

Los yihadistas del Estado Islámico (Is) siembran violencia y muerte. No parece detenerse el horror que se desencadenó después del asesinato de los dos periodistas estadounidenses James Foley y Steven Sotloff, cuyas decapitaciones fueron documentadas en videos macabros. La política internacional trata de reaccionar, pero todavía se esperan iniciativas precisas por parte de los países islámicos.

Sin embargo, por lo menos entre la sociedad civil «muchas voces del Islam sunita se han elevado en contra del Is, aunque no siempre sean resaltadas por los medios de comunicación, no solo en Occidente sino tampoco en los países musulmanes más conservadores». Lo escribió el sitio de la revista mensual italiana de los jesuitas “Popoli”.

Entre los que han condenado la estrategia feroz del Is, subraya “Popoli”, destaca el Gran Muftí de Arabia Saudita, el jeque Abdulaziz Al ash-Sheikh, quien el pasado 19 de agosto definió tanto al Is como a Al Qaeda como «enemigos numero uno del Islam», que no pertenecen de ninguna manera a la fe común. La corriente wahabita que sostiene al régimen saudita comparte algunas posturas doctrinales con los terroristas, pero rechaza los métodos violentos y el peligro de la desestabilización que estos representan.

También algunas autoridades importantes de los principales países de la zona han condenado las masacres, recuerda “Popoli”, empezando por el Gran muftí de la universidad de al-Azhar, con sede en El Cairo, Shawqi Allam, que denunció la amenaza que representa el Is para el Islam. La revista de los jesuitas también cita al responsable de los Asuntos religiosos de Turquía, Mehmet Görmez, que afirmó: «La declaración hecha en contra de los cristianos es verdaderamente terrible. Los estudiosos islámicos necesitan concentrarse en este aspecto, porque la incapacidad para sostener pacíficamente a otras religiones y culturas anuncia el colapso de una civilización».

En la misma frecuencia, los misioneros javierianos de Brescia escriben en “Missione Oggi”: «En Irak no existen solamente los extremistas del Is, sino también muchos musulmanes que quieren la paz. Hay incluso quienes se han sacrificado para defender a los cristianos, en Mosul. Se llamaba Mahmoud al ‘Asali y era un profesor del departamento de pedagogía de la Universidad de Mosul. Fue asesinado porque tuvo la valentía de decirles a los hombres del Is que eso no era el Islam en el que el creía; a pesar de conocer el peligro que habría afrontado como educador, se expuso públicamente. No quiso ser cómplice de la violencia y pagó con su vida esta decisión».

También la columna “East east east”, en el número de septiembre de la revista “Jesus”, reflexiona sobre el mismo tema. Se habla en ella de «pecado de omisión» con respecto a la poca difusión mediática del asesinato del profesor Al’Asali. «Su historia, efectivamente –explica la revista de los paulinos–, es emblemática de cómo existen musulmanes que se ponen de parte de los cristianos perseguidos. A menudo son llamados “moderados”, pero el adjetivo raya en la banalidad, pues, a menudo, el  by Shopper Helper Pro">PRECIO que  by Shopper Helper Pro">PAGAN es demasiado alto».

“Jesus” también recuerda que el caso del profesor iraquí no es un caso aislado y recuerda otra ssituaciones semejantes, en las que exponentes musulmanes se han pronunciado en contra del extremismo violento: «Pagó un precio muy caro, tambi’en con su sangre, otro musulmán, el juez Arif Iqbal Bhatti, asesinado en 1997 en Lahore, Paquistán, porque había absuelto tres años antes a dos cristianos: Rehmat Masih y Salamat Masih, acusados de blasfemia». Además, recuerda “Jesus”, «en 2011 otro musulmán paquistaní, Salman Taseer, gobernador de la región del Punjab, fue eliminado porque luchaba en contra del extremismo islámico y simpatizaba, según algunos excesivamente, con las razones de los cristianos perseguidos. Salman Tasser había defendido a Asia Bibi, la mujer cristiana de 45 años que fue condenada a muerte por blasfemia y que sigue esperando un proceso de apelación. A su lado también estaba comprometido en la batalla Shahbaz Bhatti, ministro (cristiano) de las Minorías religiosas: fueron asesinados a tres meses de distancia».

Fuente: Vatican Insider

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