Las calles de Filadelfia rebosaban de peregrinos de todo el mundo. Todos querían ver al Papa, que paseó saludando y bendiciendo a miles de personas en su camino hasta el parque Benjamin Franklin flanqueado por las fuertes medidas de seguridad.
Allí presidió la Misa conclusiva del VIII Encuentro Mundial de las Familias a la que asistieron cerca de un millón de personas.
En su homilía, el Papa subrayó que el amor de Dios es para todo el mundo, no se limita a ningún grupo concreto.
FRANCISCO
"Poner en duda la obra del Espíritu, dar la impresión que la misma no tiene nada que ver con aquellos que "no son parte de nuestro grupo”, que no son "como nosotros”, es una tentación peligrosa. No bloquea solamente la conversión a la fe, sino constituye una perversión de la fe”.
Francisco explicó que la fe crece con la práctica y es plasmada por el amor. Subrayó como ejemplo la alianza entre una hombre y una mujer, que revela el amor de Dios.
FRANCISCO
"Que invita a todos a participar a la profecía de la alianza entre un hombre y una mujer, que genera vida y revela a Dios”.
Recordó que la familia es una Iglesia doméstica donde la fe se hace vida y la vida se hace fe. Por eso dijo que los pequeños gestos cotidianos que se dan en familia tienen una enorme importancia porque en ellos se manifiesta el amor.
FRANCISCO
"Son gestos del plato caliente de quien espera a cenar, del desayuno temprano del que sabe acompañar a madrugar. Son gestos de hogar. Es la bendición antes de dormir y el abrazo al regresar de una larga jornada de trabajo”.
Pidió a los presentes que reflexionaran sobre si en sus casas hay gritos o se habla con amor y ternura. Explicó que es una buena medida para medir el amor en los hogares.
Al acabar la Misa, el arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, agradeció a Francisco su visita. Monseñor Vicenzo Paglia fue el encargado de anunciar que el próximo Encuentro Mundial de las Familias se celebrará en Dublín, Irlanda, en 2018.