«Los cristianos son los más perseguidos: 100 millones de víctimas de violencia»

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«En Corea del Norte, entre 50 y 70 mil están en campos de concentración». En menos de un año, han sodo asesinados 4.344. El país más hostil contra los grupos religiosos es Siria

Cáritas publicó su informe «Perseguidos. Cristianos y minorías entre el terrorismo y la migración forzada»

«En Corea del Norte, entre 50 y 70 mil están en campos de concentración». En menos de un año, han sodo asesinados 4.344. El país más hostil contra los grupos religiosos es Siria

No es casual la fecha de la publicación: pretende recordar: «la irrupción, hace un año, de los hombres del EI en Mosul y el inicio de un éxodo que en pocas semanas llevó a más de un millón de personas a refugiarse en la región iraquí del Kurdistán, acogidas principalmente en las zonas de Erbil, Dohuk y Zakho». Este es el motivo, explica la Cáritas italiana, de la fecha de publicación del informe «Perseguidos. Cristianos y minorías entre el terrorismo y la migración forzada», que «profundiza de manera particular el drama de las más de 100 millones de víctimas de discriminaciones, persecuciones y violencias perpetradas por los regímenes totalitarios o por los seguidores de otras religiones»

Los cristianos son los más perseguidos

El informe subraya las palabras que pronunció en octubre de 2013 el cardenal Jean-Louis Tauran, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso además de Camarlengo de la Santa Iglesia Romana: «El cristianismo es la religión más perseguida del planeta». En Corea del Norte hay entre 50 y 70 mil cristianos en campos de concentración. Y los países en los que los cristianos sufren mayores persecuciones (y con mayor intensidad) son: Somalia, Irak, Siria, Afganistán, Sudán, Irán, Paquistán, Eritrea y Nigeria. Desde noviembre de 2013 hasta el 31 de octubre de 2014, los fieles asesinados «por razones estrictamente relacionadas con su fe fueron 4.344», indica el documento de la Cáritas, «mientras las iglesias atacadas por la misma razón fueron 1.062». Es «una barbarie que, además, afecta a muchas otras minorías religiosas y étnicas, y que revela un incremento alarmante de la intolerancia», precisa la Cáritas. 

La lista general

Siria encabeza la lista de los países en los que más se persigue a las minorías y a los grupos étnico-religiosos. Desde 2001 se está librando una guerra intestina, que «inicialmente pretendía la desestabilización del régimen de Bashar al-Assad, mientras que ahora están en el blanco principalmente objetivos políticos y los grupos religiosos no tanto como elementos confesionales sino como posibles opositores políticos». Así pues, «con respecto a lo que han difundido los medios internacionales de comunicación, los cristianos en Siria son una de las varias minorías perseguidas no tanto como seguidores del cristianismo, sino porque se encuentran en un escenario de enfrentamiento político muy grande, dominado por las milicias gubernamentales de Assad y por los grupos armados revolucionarios»; este es un conflicto que ha ido empeorando y se ha vuelto mucho más inestable debido a la difusión, «a partir de 2013, de los seguidores del EI en el territorio sirio, que acentúa el aspecto declaradamente persecutorio en contra de las minorías religiosas, étnicas y de otros musulmanes que no aceptan su línea extremista».Después siguen en la lista Somalia, Sudán, Afganistán, Irak, la República Democrática del Congo, Paquistán, Myanmar, Sudán del Sur y la República Centroafricana. 

Los lugares en los que la violencia ha aumentado con mayor intensidad

En la lista de los países con el mayor número de persecuciones (y con mayor intensidad), «han ganado posiciones significativas Siria, Irak, la República Centroafricana, Egipto, China, Rusia y Ucrania. En particular, en relación con las últimas tres naciones citadas, hay que notar que China ha ganado 15 posiciones este año, situándose en el 29º lugar, precedida por Ucrania (en el 21º lugar), que ha ganado 39 posiciones».La Iglesia y las Cáritas italianasFrente a las emergencias, en particular en Irak, «la Iglesia local se ha movilizado para acoger en los patios, en las iglesias y en cualquier espacio disponible», subraya el director de la Cáritas italiana, don Francisco Soddu, al recordar la visita que hizo en compañía del Secretario de la Conferencia Episcopal de Italia, mons. Nunzio Galantino, en el mes de octubre de 2014, a los campos de prófugos de Erbil. «La Iglesia italiana -se añade- ya había promovido una jornada de oración, el 15 de agosto».

El compromiso de la Cáritas se concentró en proyectos de asistencia en las diócesis de Erbil y Dohuk, «con un gran programa por más de más de un millón de euros a favor de 13 mil familias de cristianos y de la minoría de los yazidíes, obligadas a huir de sus lugares de residencia. Desde 2003 hasta la fecha, el apoyo económico de la Cáritas italiana a los proyectos de la Cáritas de Irak y de la red de organizaciones relacionadas con la Iglesia local fue de 3,3 millones de euros». 

La historia de Kharya, que sobrevivió al EI

En el informe también aparece la historia de Kharya Yossuf Abood, de 55 años: «Antes de que Mosul fuera tomada por el ejército del Estado Islámico, yo y mi familia huimos en dirección de la cercana localidad de Hamadania, con la esperanza de ponernos al seguro. Eran las 5.30 de la mañana del 6 de agosto cuando nos despertaron en Hamadanja los hombres del EI, que tocaban con insistencia a nuestra puerta. Nos dieron tres opciones: convertirnos al Islam y ser fieles al nuevo Estado Islámico; pagar el rescate para nuestra salvación, la llamada ‘yizia’; o morir decapitados. Mientras nos hablaban, hacían gestos con la espada alrededor de mi cuello y después la apoyaban con fuerza contra mi garganta».

Prosigue: «Fuimos prisioneros del EI durante diez días, encerrados en una casa detrás del hospital de Hamadania. No teníamos agua, electricidad ni comida. Los hombres del EI cocinaban para ellos mismos y cuando habían acabado de comer arrojaban a las mujeres de mi familias sus restos, como si fuéramos perros. En lo personal, no comí ni bebí nada. Y todavía ahora me cuesta retomar una alimentación normal». Kharya y su familia fueron liberados después del pago de su rescate: «volvimos hacia Mosul, con la esperanza de dirigirnos a Dohuk, ciudad libre de la amenaza del EI. Desgraciadamente, en la frontera nos topamos con las tropas regulares de los peshmarga, que no nos dejaron atravesarla, porque temían que fuéramos terroristas infiltrados. Nos rechazaron, pues, una vez más hacia Hamadanja, en donde el ejército del EI nos secuestró nuevamente y nosquitó nuestros documentos, incluidos los pasaportes y las identificaciones personales. Afortunadamenteentre ellos había un hombre de Hamadanja que conocía y que nos perdonó la vida».

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