El pontífice argentino ha hablado en varias ocasiones la devoción que siente por la imagen que se dibujó sobre la tilma de Juan Diego en 1531.
"La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas”.
No sorprende, por tanto, que por tercer año consecutivo el Papa celebra esta fiesta en la basílica de San Pedro.
Cuando visitó México a principios de año quiso que su primera misa fuera en la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Le llevó un una corona dorada donde se podía leer "Mater mea-Spes mea”, que quiere decir "Madre mía, esperanza mía”.
Allí fue donde dijo que María es madre de todos, especialmente de los que sufren o sienten que no valen nada.
"Así como se hizo presente al pequeño Juanito, de esa misma manera se sigue haciendo presente a todos nosotros; especialmente a aquellos que como él sienten que no valían nada”.
El Papa explicó que la Virgen María es madre en la que los hombres pueden buscar consuelo. Se ofrece como embajadora ante Dios para interceder por ellos.
Francisco rezó ante la imagen de la Virgen de Guadalupe durante 25 minutos en silencio. En el avión de regreso a Roma reveló a los periodistas por qué intenciones rezó.
"He pedido por el mundo, por la paz... Muchas cosas. La pobrecilla ha acabado con la cabeza cansada. Le he pedido perdón. He pedido que la Iglesia crezca sana, por el pueblo mexicano. Otra cosa. He pedido que los sacerdotes sean verdaderos sacerdotes, las monjas verdaderas monjas, los obispos, verdaderos obispos, como quiere el Señor. He pedido mucho. Pero las cosas que un hijo dice a su madre son secretas, ¿no? ”.
El 12 de diciembre, en la Misa que celebrará en San Pedro, seguramente repetirá a la Virgen las mismas oraciones.