El viaje a Mongolia dejó algunas imágenes entrañables como su visita a Tsetsege, la mujer mongola que encontró en un basurero la estatua de la virgen que ahora está en la catedral de Ulán Bator.
Hay que señalar que Mongolia es un país donde los católicos son menos de 1.500. Muchos son misioneros a quienes el papa trató de animar a seguir adelante en su labor evangelizadora a pesar de la dificultad que supone estar en un país cuya cultura es muy distinta. De hecho, al final de un encuentro con ellos quiso saludar a todos, uno por uno.
Este país es vecino de China. Por eso tuvo una especial resonancia cuando el papa tomó las manos del obispo emérito de Hong Kong y las del actual obispo y pronunció estas palabras.
Estos dos hermanos obispos: el emérito de Hong Kong y el actual obispo de Hong Kong. Quisiera aprovechar su presencia para enviar un caluroso saludo al noble pueblo chino. A todo el pueblo le deseo lo mejor y que siga adelante. Progresad siempre. Y a los católicos chinos, os pido que seáis buenos cristianos y buenos ciudadanos.
Mongolia está situada entre China y Rusia, por lo que sobre el viaje había una cierta expectación sobre qué diría el papa en su discurso político ante las autoridades locales. Sus palabras podrían llegar con más facilidad a ambos países, sobre todo a Rusia tras invadir a Ucrania.
Que pasen de largo las nubes oscuras de la guerra, que sean apartadas por la voluntad firme de una fraternidad universal en las que las tensiones se resuelvan a través del encuentro y del diálogo.
Francisco se convirtió en el primer pontífice en visitar esta tierra de misión. Aunque los católicos son pocos, lo cierto es que fue muy bien recibido por todos. Las autoridades locales le brindaron un recibimiento magistral.
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fuente - romereports.com