Asimismo han anunciado que la colaboración seguirá adelante, y ayer firmaron un nuevo acuerdo para la restauración del complejo monumental de san Sebastián extramuros, en la Vía Appia Antica, que solamente está abierto al público de forma parcial.
Las catacumbas de los santos Marcelino y Pedro, situadas en la vía Casilina, meta privilegiada de peregrinación, están vinculadas a estos dos mártires, condenados a muerte en el año 304 por órden del emperador Diocleciano. Se trata de las terceras catacumbas en Roma considerando la extensión, ya que ocupan un área subterránea de más de 18 mil metros cuadrados. Así como también ofrecen pinturas paleocristianas únicas en el mundo. Este reciente y valioso trabajo de restauración ha devuelto a los frescos sus colores originales.
Esta financiación, ha declarado el cardenal Ravasi, constituye un gesto de gran relevancia a nivel simbólico: por primera vez en la historia reciente, una institución de una nación musulmana chiíta contribuye de forma eficaz a la valorización de un monumento cristiano. Es por tanto, “un evento de significado particular en el que el diálogo intercultural marca el paso al sucesivo diálogo interreligioso”.
Han sido necesarios tres años de trabajo para que el cubículo de Susana y el enterrador, el nicho de Daniel, el arcosolio de Sabina, el arcosolio de Orfeo, el cubículo de la Virgen con dos magos, y el cubículo de la matrona orante, hayan recuperado su color inicial. Gracias a las técnicas más avanzadas de limpieza con el láser ha sido posible eliminar la pátina gris de estas imágenes decorativas de gran belleza y valor histórico y artístico.
Por su parte, la presidenta de la Fundación, que es además esposa del presidente de Azerbaiyán, ha hablado de las “las excelentes relaciones” que existen entre su país y el Vaticano y ha manifestado su deseo de “devolver a los visitantes un espacio arqueológico cristiano prestigioso y poco conocido”.