San Lucas añade que tenían miedo a la posible reacción popular: Por eso, muchos debieron de opinar que era necesario esperar a que pasaran esos días de la Pascua, que se echaba encima, y actuar cuando los peregrinos volvieran a sus lugares de origen.
Mientras tanto, entró Satanás en Judas (Lc).
Afloraron los sentimientos oscuros y ocultos en su corazón, y se dirigió a los príncipes de los sacerdotes y a los magistrados para convenir el modo de entregar a Jesús. Para éstos, todo había cambiado inesperadamente; la decisión del discípulo precipitó los acontecimientos. Los judíos se alegraron, y para asegurarlo más en su propósito convinieron en darle dinero; unas monedas siempre ayudan.
Se pusieron de acuerdo en treinta siclos de plata (Mt). No era mucho..., el precio de un esclavo en la antigüedad. Y él quedó comprometido. Sólo faltaba la ocasión oportuna.
Según una antigua tradición recogida ya por San Agustín, estos sucesos tuvieron lugar el Miércoles Santo. Parece que Jesús pasó este día en Betania. El encuentro de Judas con los sanedritas debió de tener lugar inmediatamente después de la reunión del Sanedrín. A partir de ahora, todos los acontecimientos de estos dos días (miércoles a viernes) están íntimamente enlazados y descritos por los evangelistas al detalle.
Es interesante observar que el móvil de la entrega no parece que fuera en primer lugar el dinero, pues éste lo ofrecieron los judíos del Sanedrín al conocer la disponibilidad de Judas para traicionar a su Maestro, según indican San Marcos y San Lucas: ellos propusieron darle dinero. Y veremos cómo al día siguiente Judas arrojará en el Templo esas monedas (Mt). ¿Qué ocurrió realmente en el alma de este apóstol?
Porque él fue elegido por Cristo mismo, después de una noche en oración. Estaba bien seleccionado; tenía las condiciones para ser uno de los Doce, una de las columnas de la Iglesia; no hubo error. En los comienzos debió de seguir a Jesús con verdadero fervor. Y probablemente hizo milagros como los demás. ¿Nos imaginamos a Judas haciendo un milagro?, ¿hablando con entusiasmo de Jesús?
Después de la Ascensión, cuando hubo que cubrir su puesto en el colegio de los Doce, Pedro recordará: se contaba entre nosotros y había recibido la suerte de participar de este ministerio. Y vio también cómo sanaban los leprosos, los ciegos recobraban la vista... Sobre todo, experimentó el amor entrañable de Jesús, su amistad y su confianza. ¿Qué pasó en su alma?
La traición de esta noche ha tenido una larga historia llena de pequeños actos de desafecto y de avaricia. Un año antes ya se encontraba muy lejos del Maestro y de los demás, cuando, después de los momentos de confusión con motivo del discurso del pan vivo en Cafarnaún, Jesús exclamó: ¿No os he elegido yo a los doce? Sin embargo, uno de vosotros es un demonio.
Y San Juan precisa enseguida: Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, pues éste, aun siendo uno de los doce, era el que le iba a entregar.
Desde tiempo antes se hallaba ya distante de Jesús, aunque estuviera en su compañía. Permanecía normal en lo externo, pero su ánimo estaba lejos.
La ruptura con el Maestro, el resquebrajamiento de su fe y de su vocación, debió producirse poco a poco, cediendo cada vez en cosas más importantes. Hay un momento en que protesta porque le parecen «excesivos» los detalles de cariño que otros tienen con el Señor; y encima disfraza su protesta de «amor a los pobres».
Pero San Juan nos dice la verdadera razón: era ladrón y, como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella.
Permitió que su amor al Señor se fuera enfriando, y ya sólo quedó un mero seguimiento externo, de cara a los demás. Su vida se convirtió poco a poco en una farsa; más de una vez consideraría que hubiera sido mejor no haber seguido al Señor.
Ahora ya no se acuerda de los milagros, de las curaciones, de sus momentos felices junto al Maestro, de su amistad con el resto de los apóstoles. Ahora es un hombre desorientado, descentrado, capaz de cometer culpablemente la locura que acaba de hacer. El acto que ahora se consuma ha sido ya precedido por infidelidades y faltas de lealtad cada vez mayores.
Éste es, sin duda, el resultado último de un largo proceso interior.
Desde el momento del pacto con el Sanedrín, Judas andaba al acecho, esperando la ocasión oportuna. Pronto se le presentaría.
https://www.primeroscristianos.com/campo-de-sangre-traicion-de-judas/
Ver en Wikipedia
Vida de Jesús (Fco Fz Carvajal)