Construidas en el siglo III (211-217 d.C.) por el emperador romano que les da nombre, estas antiguas termas son en la actualidad un conjunto de ruinas que a simple vista solo dan una idea del grado de belleza que alcanzaron cuando aún corría el agua en su interior.
Sin embargo, gracias a un proyecto de realidad virtual presentado hoy, ahora los restos arqueológicos cobran vida a través de un visor que permite al espectador un viaje al pasado y un paseo por sus escultóricas instalaciones.
Recorriendo sus marmóreos pasillos, quien acuda a las Termas de Caracalla para disfrutar de esta experiencia puede incluso encontrarse con el mismísimo Séneca, asiduo visitante de este lugar a faldas del monte Aventino.
Colores, formas y materiales originales se presentan con todo lujo de detalles sobre los impresionantes mosaicos con teselas en blanco y negro que antaño cubrieron los pavimentos del "Apodyterium" (vestuario) o las baldosas rojas y verdes del gimnasio.
Entre las diez estancias recreadas con esta tecnología tridimensional, es posible pasear bajo los techos abovedados o los pórticos que delimitaban los baños y cuyos capiteles y grabados parecen cobrar vida con esta tecnología.
El recorrido comienza con una introducción sobre la figura, las campañas militares y las políticas del emperador Caracalla (188-217 d.C), de la dinastía de los Severos, y posteriormente inicia la visita por las termas, de las que cada día disfrutaban entre seis mil y ocho mil personas.
En el "frigidarium", lugar en el que los romanos se zambullían en gélidas aguas, se topará asimismo el visitante con una reproducción de la gran estatua del "Toro Farnesere", famosa y majestuosa escultura de mármol que hoy alberga el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (sur).
Y también podrá adentrarse por los varios kilómetros de galerías y recovecos que recorrían el suelo de las termas para calentar sus ambientes.
Con una perspectiva que cubre todo el espacio visual, las gafas logran envolver entre las cristalinas aguas de la piscina al visitante, antes de despedirle de un complejo arquitectónico que incluía entre sus espacios sauna, sala de masajes y espacios destinados a los baños calientes.
Más allá de centro para el cuidado del cuerpo, estas termas imperiales fueron también lugar de estudio y reunión, siguiendo aquel precepto clásico de la "mens sana in corpore sano" (mente sana en un cuerpo sano).
De ahí que a través del visor, las ruinas den paso a las dos bibliotecas que el lugar atesoraba en su interior, una griega y otra latina.
En la presentación de este recorrido virtual, el superintendente del área arqueológica de Roma, Francesco Prosperetti, destacó que el proyecto permite una confrontación continua entre la realidad física y la realidad virtual.
Un instrumento que a su juicio "enriquece la visita" y demuestra "la grandeza arquitectónica" de un lugar que, con el paso de los siglos, fue saqueado y algunas de sus partes acabaron en otros edificios de la capital del Tíber, como las columnas de sus bibliotecas, ahora en la basílica de Santa María de Trastevere.
En definitiva las gafas "ofrecen la impresión de estar dentro" de este lugar, a pocos pasos del Circo Máximo o del Coliseo y del que quedan solo ruinosos vestigios.
Prosperetti subrayó la facilidad de uso de la herramienta tecnológica, de la que valoró su aplicación "en términos de comprensión del mundo antiguo".
La iniciativa, denominada "Caracalla IV Dimensione" ("Caracalla 4ª Dimensión), es fruto de una meticulosa investigación arqueológica por parte de la asociación Coopculture, promotora del proyecto, en colaboración con la Superintendencia de Roma y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Por Mónica Bilbao