Cerca de 450.000 personas siguen viviendo en los territorios sitiados y más de cuatro millones se encuentran en zonas de difícil acceso porque se encuentran entre dos fuegos.
El día en que se suponía que en Siria iba a entrar en vigor el cese de las hostilidades anunciado por los Estados Unidos y Rusia la semana pasada, las bombas continúan en aquel país comprometiendo la reanudación de las negociaciones entre el gobierno y la oposición.
«Esta es una verdadera masacre de los inocentes. De los 300.000 fallecidos, más de 10.000 son niños, por no hablar de aquellos niños que mueren ahogados o permanecen bajo los escombros después de un bombardeo». Esta fue la denuncia realizada ayer por el nuncio apostólico en Damasco, el arzobispo Mario Zenari. «Desgraciadamente, la situación sigue siendo grave — prosiguió el prelado—; hay alguna señal de esperanza fuera de Damasco: he visto algunos convoyes humanitarios que me han abierto el corazón, aunque por el momento sólo una mínima parte ha sido auxiliada. Ayer escuché decir que los convoyes humanitarios han llegado a 80.000 personas, pero cerca de 450.000 personas siguen viviendo en los territorios sitiados y más de cuatro millones se encuentran en zonas de difícil acceso porque se encuentran entre dos fuegos. La situación en el norte sigue siendo preocupante, los efectos de bombardeo están a la vista de todos». En el plano diplomático, se ha producido una conversación telefónica entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y el rey saudí Salman bin Abdulaziz Al Saud. El Kremlin informó que los dos jefes de Estado expresaron su «interés por resolver la crisis en Siria».