Los obispos de Mosul, que ha caído en manos de los milicianos del EIIL, aseguran al Vaticano que las iglesias y escuelas católicas acogerán a los desplazados de cualquier religión. El prefecto de la Congregación vaticana para las Iglesias orientales, el cardenal Leonardo Sandri, expresó hoy su «viva preocupación» por la ofensiva fulgurante de los yihadistas en Irak, y aseguró que las estructuras de la Iglesia están abiertas a «todos los refugiados interiores».
Se calcula que el número de desplazados que está produciendo la ofensiva del Estado Islámico en Irak y Levante (EIIL, suní, próximo a Al Qaida) podría llegar pronto al millón; la mayor parte de ellos son chiíes, que temen la represalia suní, y una minoría es cristiana.
En un comunicado, el cardenal argentino manifestó asimismo el «apoyo» del Papa Francisco al pueblo iraquí, y su «cercanía» al patriarca caldeo Louis Sako, así como a los obispos caldeos y sirio-católicos de Mosul, la gran ciudad iraquí que ha caído en manos de los yihadistas.
Sandri aseguró que los dos obispos de Mosul «en estas horas trágicas» están «junto a la población, cristiana y musulmana, obligada a huir de sus casas y ciudades para poder sobrevivir». El cardenal deploró este «enésimo éxodo en la tierra de Abraham de miles de mujeres y de hombres, que ven destruidas de un solo golpe las promesas de estabilidad y de vida».
Tras hablar por teléfono con el arzobispo caldeo de Mosul, Amel Shamon Nona, el prelado aseguró al Vaticano que «las iglesias, escuelas y otras estructuras católicas están abiertas a los refugiados, con espíritu de colaboración con los fieles de todas las religiones. La región de Mosul contaba con una comunidad cristiana muy antigua y muy fuerte, que podría ahora desaparecer ante el fanatismo integrista de los milicianos del EIIL.