El Papa comenzó el ángelus del domingo recordando su reciente visita a Asís. La calificó como un regalo y agradeció a la ciudad su calurosa bienvenida.
“Pensad que era la primera vez que iba a Asís. Fue un gran don hacer esta peregrinación en la fiesta de San Francisco”.
Tomando la lectura del Evangelio del domingo, el Papa explicó que la fe, incluso si es pequeña como un grano de mostaza, puede mover montañas. Pidió a los cristianos que recen para que su fe crezca. Añadió que, a veces, los mayores ejemplos de fe se encuentran en el día a día.
“Pienso en las madres y padres que afrontan situaciones difíciles o en los enfermos, incluso gravísimos, que transmiten serenidad a quienes les visitan. Estas personas, precisamente por su fe, no se vanaglorian de lo que hacen”.
El Papa también rezó por los inmigrantes que murieron la semana pasada en Lampedusa.
Las víctimas son casi 200 mientras que centenares de personas siguen desaparecidas.
“Quiero recordar, con todos vosotros aquí, a las personas que perdieron la vida el pasado jueves. Recemos en silencio por nuestros hermanos y hermanas”.
Octubre es el mes de los misioneros y por eso el Papa les agradeció su trabajo y, sobre todo, su testimonio de fe.
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