Según el Pontífice, entre las primeras víctimas de la crisis en el Medio Oriente está «la consciencia del hombre»; además, la comunidad internacional no ha ofrecido respuestas adecuadas.
El que se está llevando a cabo en Irak y Siria es uno «de los dramas humanitarios más oprimentes de las últimas décadas», que produce «un océano de dolor», en el que los más afectados son principalmente los pobres, las mujeres, los niños y los ancianos. «En Siria y en Irak, el mal destruye los edificios y las infraestructuras, pero sobre todo la consciencia del hombre». Es lo que dijo Papa Francisco esta mañana al recibir en una audiencia a los que participaron en el encuentro promovido por el Pontificio Consejo “Cor Unum” sobre la crisis humanitaria siria e iraquí. La reunión cuenta, por primera vez, con la participación de representantes de las agencias de las Naciones Unidas, con el objetivo de coordinar la ayuda a las poblaciones que viven en los territorios en conflicto. Por ello, estuvo presente, entre otros, el Subsecretario de las Naciones Unidas para los Asuntos Humanitarios, Stephen O’Brien, que inauguró el encuentro de hoy en compañía del Secretario de “Cor unum”, mons. Giampietro Dal Toso, y del cardenal Leonardo Sandri, Prefecto para las Iglesias Orientales. En la reunión se dedicó una atención particular a la situación que viven las comunidades cristianas en la región.
El Papa habló de las «terribles consecuencias que los conflictos en Siria y en Irak tienen en las poblaciones civiles, además del patrimonio cultural». «Millones de personas –añadió– están en un preocupante estado de urgente necesidad, obligadas a abandonar las propias tierras de origen. El Líbano, Jordania y Turquía soportan hoy el peso de millones de refugiados, a los que han acogido generosamente». Sin embargo, reveló Bergoglio, «frente a un escenario tal y a los conflictos que van extendiéndose y turbando inquietantemente los equilibrios internos y regionales, la comunidad internacional no parece capaz de encontrar respuestas adecuadas», mientras los traficantes de armas siguen haciendo negocio.
El Papa después recordó que esta situación es todavía más grave si se toma en consideración que los medios de comunicación pueden informar en tiempo real sobre «las atrocidades y las inauditas violaciones de derechos humanos» que se están verificando en este área del planeta. «Todos están conscientes –añadió Bergoglio– de que esta guerra pesa, cada vez más insoportablemente, sobre los hombros de la pobre gente. Es necesario encontrar una solución, que nunca es la de la violencia, porque la violencia solo crea nuevas heridas».
Por ello el Papa dirigió una nueva invitación a las organizaciones caritativas católicas, para que «en este océano de dolor» se dé «especial atención a las necesidades materiales y espirituales de los más débiles e indefensos: pienso particularmente en las familias, en los ancianos, en los enfermos, en los niños». «Millones de niños –observó Papa Francisco– han sido privados del derecho a la educación y, como consecuencia, ven ofuscarse el horizonte de su futuro. Hagan que no falte su compromiso en este ámbito tan vital».
Después, el Pontífice recordó a las comunidades cristianas en Siria y en Irak, en donde «muchos hermanos y hermanas son vejados debido a la propia fe, son expulsados de sus tierras, son hechos prisioneros o hasta asesinados». «Durante siglos –subrayó–, las comunidades cristianas y las musulmanas han convivido en estas tierras, con base en el respeto recíproco. Hoy es la legitimidad misma de la presencia de los cristianos y otras minorías religiosas la que se niega “en nombre de un fundamentalismo volento que reivindica un origen religioso”», afirmó, citando la exhotación apostólica de Benedicto XVI sobre el Medio Oriente.
El mismo dicasterio “Cor unum” difundió algunos datos sobre la dramática situación humanitaria en Siria y en Irak. «Desde 2011, según los datos a disposición –se afirma–, la crisis habría provocado hasta ahora más de 250 mil víctimas y 1 millón de heridos. En la actualidad son más de 12 millones las personas que necesitan ayuda en Siria y más de 8 millones en Irak; los refugiados internos son 7,6 millones en Siria y más de 3 millones en Irak; mientras que son 4 millones los sirios que refugiados en toda la zona del Medio Oriente: en particular, 1,9 están en Turquía; 1,1 millón, en el Líbano; más de 600 mil en Jordania».