El Señor un día le dijo a Simón: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Estas palabras del Hijo de Dios, calaron profundamente en el corazón y la vida de los primeros cristianos, quienes reconociendo desde la fe la asombrosa elección de este sencillo pescador de Galilea; rodearon a nuestro primer Papa con el respeto, la veneración y la obediencia.
Después de la Resurrección y Ascensión del Señor, Pedro, obediente a la indicación del Señor de confirmar a sus hermanos en la fe, emprendió un fecundo apostolado que lo llevaría a salir de Palestina y recorrer varios lugares hasta llegar a Roma, la capital del Imperio Romano.
La Fiesta de la “Cátedra de San Pedro” tiene su origen en el reconocimiento de todos los fieles, del servicio peculiar del obispo de Roma de guiar a confirmar a la Iglesia en la unidad. La cátedra es la "sede", asiento o sitial, desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por eso es que el templo en donde está la sede del obispo se llama Catedral.
La fiesta se celebra desde los comienzos el 22 de febrero, como aparece consignado en el más antiguo calendario romano, el Cronógrafo, que es del año 354.
Lo que sucede es que en Roma el año terminaba con el mes de febrero. Los últimos días de ese mes, los romanos recordaban a sus difuntos, visitando sus tumbas y celebrando una serie de ritos en ellas. Los primeros cristianos, también visitaban a sus padres en la fe en este mes y como era obvio, las tumbas de Pedro en el Vaticano y de Pablo en la carretera de Ostia eran las más visitadas.
Por lo tanto, esta fiesta era al principio una conmemoración fúnebre de Pedro, que era organizada por toda la comunidad cristiana de Roma en honor de su fundador. En estas reuniones se solían tener banquetes en las tumbas de los mártires, en los que se ponía una silla vacía simbolizando la participación en este caso de Pedro.
Al pasar la gran festividad de Pedro y Pablo al 29 de junio, en la fiesta de febrero que hoy celebramos se "quiso honrar... la promoción del Pescador de Galilea al cargo de Pastor supremo de la Iglesia".
Una tradición piadosa veneraba a una sencilla silla de madera como la sede o cátedra en donde se había sentado el apóstol. En esta silla se sentaron muchos Papas durante algunas importantes celebraciones litúrgicas. En 1666, el gran arquitecto Bernini, construyo en la Basílica de San Pedro un imponente altar coronado con un vitral del Espíritu Santo, para honrar esta reliquia.
Juan Pablo II recordó que "la festividad litúrgica de la Cátedra de San Pedro subraya el singular ministerio que el Señor confió al jefe de los apóstoles, de confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. En esto consiste el 'ministerium petrinum', ese servicio peculiar que el obispo de Roma está llamado a rendir a todo el pueblo cristiano.
Misión indispensable, que no se basa en prerrogativas humanas, sino en Cristo mismo como piedra angular de la comunidad eclesial". "Recemos -dijo- para que la Iglesia, en la variedad de culturas, lenguas y tradiciones, sea unánime en creer y profesar las verdades de fe y de moral transmitidas por los apóstoles".
La cátedra es en realidad el trono que Carlos el Calvo regaló al papa Juan VIII y en el que fue coronado emperador el día de Navidad del año 875. Carlos el Calvo era nieto de Carlomagno. Durante muchos años la silla fue utilizada por el papa y sus sucesores durante las ceremonias litúrgicas, hasta que fue incorporada al Altar de la Cátedra de Bernini en 1666.
Tradiciones, leyendas y creencias afirmaron durante muchos años que la silla era doble y que algunas partes se remontaban a los primeros días de la era cristiana e incluso que la utilizó San Pedro en persona. La silla ha sido objeto de numerosos estudios a lo largo de los siglos y la última vez que fue extraída del nicho que ocupa en el altar de Bernini fue durante un período de seis años, entre 1968 y 1974.
Los análisis efectuados en aquella ocasión apuntaban a que se trataba de una sola silla cuyaspartes mas antiguas eran del siglo VI. Lo que se había tomado por una segunda silla era en realidad una cubierta que servía tanto para proteger el trono como para llevarlo en procesión.
Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado todo el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la misa del Capítulo de San Pedro.
Cada 22 de febrero, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro, es iluminado con multitud de velas para significar la unidad de la Iglesia fundada sobre este Apóstol.
San Pedro fija su sede en Roma como cabeza de la Iglesia - año 42 o 44
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