Esas «casas» eran habitualmente de un tamaño considerable, con un patio central o gran habitación que permitía algo ligeramente más formal que una Misa «alrededor de una mesa de comedor».
Los asistentes no se sentaban simplemente alrededor de una mesa o se sentaban en círculo, para nada. Ellos se sentaban o permanecían de pie formalmente, y todos miraban en la misma dirección: hacia el este.
En la imagen se puede ver el esquema de una antigua casa-iglesia (más conocidas como Domus Eclesiae) dibujado basándose en una excavación de una casa-iglesia del siglo tercero en Dura-Europos (en la actual Siria).
La sala de la asamblea (assembly room) está a la izquierda y aparece representado un sacerdote u obispo conduciendo una celebración litúrgica (de cara al este) en un altar colocado contra la pared. Un baptisterio aparece a la derecha y un diácono está representado custodiando la puerta de entrada. El diácono solitario en la parte trasera de la asamblea está ahí para «preservar el orden». La imagen inferior muestra el baptisterio de la casa-iglesia de Dura-Europos.
Algo que llama la atención sobre estas liturgias primigenias es lo formales que eran a pesar del hecho de que eran realizadas en unas circunstancias que estaban bastante lejos de ser ideales.
El siguiente texto es de la Didascalia [capítulo XII], un documento escrito aproximadamente sobre el año 250 d.C. Entre otras cosas, da detalles bastante elaborados sobre la celebración de las primeras Misas con esas «liturgias caseras». Incluimos un extracto aquí de este antiguo texto.
«LVII. 2. En vuestras asambleas, en las santas iglesias, reunid al pueblo con la mayor solicitud, preparando atentamente los lugares para los hermanos con mucha prudencia».
Estas «liturgias caseras» no eran reuniones informales. El buen orden y la atenta preparación de los detalles eran esenciales
«3. Que haya un lugar reservado para los presbíteros en la parte de la casa que está hacia oriente».
Incluso en estas misas primigenias, el santuario (el lugar donde los sacerdotes ejercían su ministerio) era un área distinta de aquella en la que los laicos se reunían. La gente no estaba simplemente ahí reunida en torno a una mesa de comedor.
«4. Que el trono del obispo esté situado en medio de ellos para que los presbíteros se sienten junto a él. Asimismo, que los laicos se sienten en lo que queda de la parte oriental»
La oración era conducida de cara al este, no mirando hacia el pueblo.
«5. Lo establecido es que los presbíteros se sienten en la parte oriental de la casa, juntamente con el obispo, después de ellos los laicos, y finalmente las mujeres,»
Los hombres y las mujeres se sentaban en secciones separadas. Esto ha sido tradicional en muchas iglesias hasta tiempos relativamente recientes.
«de modo que, cuando os levantéis para orar, los que presiden se levanten los primeros, después los laicos y finalmente las mujeres. Debéis orar hacia oriente, recordando que está escrito: Alabad a Dios que sube sobre los cielos de los cielos hacia Oriente (Salmo 67,34)»
Todos miraban hacia el este, tanto los sacerdotes como los laicos. Todos miraban en la misma dirección. El texto cita la Escritura como razón de hacerlo así. Dios está hacia el este, el origen de la luz.
«6. En cuanto a los diáconos, que uno de ellos esté constantemente vigilando los dones de la Eucaristía, y que haya otro en la parte de fuera de la puerta para observar a los que entran;»
Era una época de persecución y los cristianos tenían cuidado de admitir a los Sagrados Misterios solamente a bautizados y miembros de buena fe. A nadie le era permitido entrar a la Sagrada Liturgia hasta después de haber recibido el bautismo. Los diáconos vigilaban la puerta para preservar esta disciplina.
«y después, cuando hayáis presentado vuestras ofrendas, que ambos sirvan juntos en la iglesia.»
Una vez que la puerta se había cerrado con llave y la Misa había comenzado, podría parecer que el diácono ocuparía su lugar en el santuario. Sin embargo también parece que uno de los diáconos permanecía fuera del santuario para mantener el «buen orden».
«8. […] Igualmente, es preciso que, en la iglesia, los jóvenes estén sentados aparte, si hay espacio para ello, si no se estarán de pie; los de edad más avanzada estarán sentados aparte. Los niños estarán aparte, o bien su padre y su madre los tomarán consigo y estarán de pie. También los jóvenes estarán aparte, y, si no se dispone de más espacio, estarán de pie detrás de las mujeres. Las jóvenes casadas que tienen hijos estarán aparte, de pie, y las mujeres ancianas y las viudas se sentarán aparte»
Todo esto puede parecer complicado, pero el objetivo era que los asientos se asignaban en función del sexo y la edad: los hombres aun lado, las mujeres en el otro, los ancianos delante, los jóvenes detrás. Además, aquellos que tenían que cuidar de los niños pequeños, permanecían en un área separada. Había una especie de «zona de guardería».
«9. El diácono velará para que cada uno de los que entren vaya a su lugar y no se siente en otro sitio.»
«10. El diácono también deberá velar para que nadie hable, ni duerma, ni se ría o haga señas con la cabeza.»
«11. Porque es preciso que cada uno, con un comportamiento digno y de manera conveniente, esté atento en la iglesia a fin de que sus oídos estén abiertos a la palabra del Señor.»
Esto nos da idea de la relevancia que daban a está celebración de la misa y a la presencia de Cristo en la Eucaristía.
https://www.primeroscristianos.com/iconografia-en-iglesias-antiguas/
Ver en Wikipedia
Brillante 🌞 Me ayuda muchísimo a reconocer las. Hermosas raíces de Nuestro Cristianismo.
Abrazos!
ciertamente este artículo derrumba los falsos mitos posconciliares y los arqueologismos desviados. Trataban de garantizar la solemnidad a toda costa, y no se "centraban en lo esencial", como se piensa bajo el eslogan progresista con claras intenciones de peotestantizar la liturgia. las funciones de custodiar el orden y el buen comportamiento trabajaban por cuidar la actitud y las disposiciones de la gente, pero hoy si le chistas a alguien para que guarde el debido silencio, te llevas tú los reproches de laicos y la mirada réproba del sacerdote. Qué importante reconocer el sentido bíblico de rezar ad orientem, algo que nos imitaron el resto de religiones y que garantiza la calidad de la oración y el recogimiento del presbítero y de los fieles, sin el sentido antropocéntrico del círculo asambleario del "coram populo", donde se pierde hasta el pudor espiritual de la oración colectiva cuando es constantemente interrumpido por el encuentro constante de miradas entre el celebrante y el pueblo. todos los detalles eran cuidados por el diaconado, hoy desaparecido casi hasta el extremo de sus funciones tradicionales (ha quedado únicamente para preparar el altar; muchas veces lee una laica habiendo diácono y seminaristas lectores). pero pide algo de estos cuidados y te llamarán, ad intra ecclesiam, retrógrado, fanático, y sobre todo, rígido.