El Papa Juan Pablo I fue un hombre de sólida y profunda cultura, pero nunca elitista, capaz de filtrarla a través de una auténtica actitud de humildad. Humilitas fue, de hecho, su lema episcopal, inspirado en el de San Carlos Borromeo, que también quiso en el escudo papal, junto con las tres estrellas, símbolo de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.
Albino nació en Canale d'Agordo, en la zona de Belluno (Italia), el 17 de octubre de 1912. La suya era una familia pobre, lo que, como él recordaba, le permitió conocer el hambre y así, más tarde, comprender las necesidades de la gente.
A los 11 años ingresó en el seminario interdiocesano y cinco años más tarde en el Seminario Gregoriano de Belluno para cursar estudios de bachillerato, filosofía y teología. En 1935 recibió el diaconado y ese mismo año fue ordenado sacerdote. En otoño de 1937, cuando sólo tenía 25 años, el padre Albino fue llamado a Belluno para desempeñar el cargo de vicerrector del Seminario Gregoriano y, al mismo tiempo, impartir clases de bachillerato y teología.
Y desde aquí recorrió toda la jerarquía eclesiástica: obispo en Vittorio Veneto en 1958, Patriarca en Venecia en 1970 y en 1973, de manos de Pablo VI, cardenal.
Finalmente, fue elegido Papa el 26 de agosto de 1978 con el nombre de Juan Pablo I en honor de sus dos últimos predecesores. Murió aproximadamente un mes después, con sólo 65 años, el 28 de septiembre de 1978.
Inmediatamente después de la muerte del Papa Luciani, llegaron peticiones de fieles de muchas partes del mundo para la introducción de la causa de canonización. El proceso comenzó en 1990 y concluyó el 13 de octubre de 2021, cuando el Papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto relativo a un milagro atribuido a su intercesión.
El 4 de septiembre de 2022, el Papa Francisco proclamó en la Plaza de San Pedro que "el Venerable Siervo de Dios Juan Pablo I, Papa, sea llamado en adelante Beato y que sea celebrado cada año en los lugares y según las reglas establecidas por la ley el 26 de agosto".
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“Albino Luciani, Papa recién elegido, decidió no ser coronado, por primera vez durante siglos. Y esto se engancha perfectamente, es muy coherente, con su naturaleza de un hombre humilde. Al punto que su lema episcopal, elegido veinte años antes, en 1958, cuando Juan XXIII lo quiere obispo de Vittorio Beneto, Luciani elige el lema ‘Humilitas’, osea Humildad”. GIOVANNI MARIA VIAN
Historiador
Una de las razones que le ganó el reconocimiento popular fue su origen sencillo, nacido en una familia de trabajadores.
“Su padre era un obrero, además de simpatías socialistas, que emigró de su región, el Veneto del Norte, el Cadore, y pasó muchos años fuera de su patria”.
Fue especialmente su madre quien le inculcó los valores religiosos que le llevarían a vivir momentos históricos. Uno de ellos lo desvela el historiador Giovanni Maria Vian en su libro ‘El Papa sin corona’, y se refiere a la muerte del metropolita de Moscú, Nikodim, durante una audiencia personal con el Papa, en el Vaticano.
“Nikodim, que era notoriamente filo-católico, pidió insistentemente ver el Papa a solas. A solas quería decir solamente con la presencia de un intérprete, que curiosamente fue un jesuita español”.
Gracias a este intérprete sabemos que el metropolita, que tenía problemas del corazón, sufrió un ataque prácticamente al finalizar el encuentro, cayendo al suelo delante del Papa y falleciendo al instante. Un antecedente duro para un Papa que también sufrió una muerte repentina tras apenas 33 días de gobierno de la Iglesia.
La Oficina de Prensa del Vaticano ha revelado los detalles de la causa de beatificación de Juan Pablo I. Es un Papa del que mucha gente conoce mejor su muerte que su propia vida.
De Luciani pondré en evidencia tres características. Sacerdote que rezaba, que vivía en pobreza y se sentía a gusto con la gente. CARD. BENIAMINO STELLA
Postulador de la causa de beatificación
No es la beatificación de un Papa porque se deba beatificar a un Papa ni su pontificado. Se beatifica lo que se ha investigado sobre él y los testimonios de que siempre buscaba la sustancia del Evangelio. Y lo hizo de una manera fuera de lo común y accesible a todos STEFANIA FALASCA
Vicepostuladora de la causa de beatificación
Su muerte fagocitó por muchos años la consistencia, la hondura magisterial de este hombre, de este Papa. Y soterró su importancia. Quizá esté fue el daño de una fake news que duró demasiado tiempo.
Durante la rueda de prensa también se reveló que una de las reliquias que se presentan del beato es un simple trozo de papel en el que había apuntado un esquema. Cómo explicar en su primera audiencia general abierta a periodistas las virtudes teológicas de la fe, la esperanza y la caridad.
Su sobrina contó con humor el momento en el que los vecinos de su pueblo siguieron a través del único y minúsculo televisor que tenían su participación en el Concilio Vaticano II. La hermana de Luciani estaba muy emocionada porque se lo imaginaba en cada obispo.
Intuía, según ella lo había visto. No sé cómo lo haría, naturalmente.
Entre los presentes estuvo también la segunda persona que encontró a Juan Pablo I muerto. Era una religiosa que lo cuidaba y que recordó cómo le encargaba que de las camisas solo planchara los cuellos y los puños porque eran lo único que se veía. Contó lo que ella y otra hermana vivieron el día de la muerte del Papa.
Solía venir a por el café pero se retrasó, entonces ella me dijo: “¿cómo es que se retrasa?”. Yo le dije: “ve a ver”. Ella fue, él no respondía, abrió la puerta y se dio cuenta de que estaba ahí... SOR MARGHERITA MARIN
Era su hora, en resumen.
El último en compartir su testimonio fue el sacerdote que pidió la intercesión de Juan Pablo I para la curación milagrosa de una niña con neumonía. La madre de la niña no conocía al Papa, pero él sacerdote la convenció. Tenía una gran devoción por él porque le ayudó a discernir su vocación.
Roxana, que no conocía nada de Juan Pablo I, recibe la poca información en el apuro de una terapia intensiva. Y así, junto a dos enfermeras, ponemos nuestras manos sobre el cuerpito de Candela, tenía once años y pesaba 19 kilos. Y así yo hice una oración espontánea que no me la recuerdo de memoria, pero sí tengo la certeza de que pedí que se salvara y recuperara la vida de Candela por la intercesión de Juan Pablo I. P. JUAN JOSÉ DABUSTI
Con la beatificación del próximo domingo, muchos esperan que se ponga en relieve la vida de Juan Pablo I, un Papa cuya inesperada muerte eclipsó una vivencia sencilla y contagiosa del Evangelio.
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